jueves, 1 de noviembre de 2018

De habilidades oxidadas...


Cualquier habilidad requiere práctica e inspiración divina como sinónimo de talento. Mi forma de expresión por excelencia es la escritura. Encuentro en las letras, en las narraciones, una compañía dedicada a consolarme, darme fuerza o bien, a ayudarme a comprender lo que pasa a mi alrededor.

Desde que tengo memoria, he creado un millón de historias en mi cabeza. Eso es normal en los niños, no tanto en los adultos. Yo todavía pertenezco a esa generación educada para terminar una carrera, conseguir empleo, crear una familia y envejecer esperando una jubilación. Y ahí es donde está el dilema, así fui educada pero mi realidad es distinta a lo planeado por fuerzas superiores del universo desconocidas para mí.

Mi realidad es que no voy a tener jubilación (la verdad si debería pensar en cómo me voy a mantener de anciana), no tengo pareja ni hijos, lo más cercano son mis sobrinos. Estudié, me divertí, viajé, me equivoqué, hice las cosas bien, viví lo no escrito en mi línea del destino.

Este cambio involuntario de planes me ha frustrado en más de una ocasión. A veces me preguntó si no debí poner más empeño en desarrollar mi vida social. No es que sea una pequeña genio de la ciencia, o vaya a descubrir el hilo negro de la realidad social y me la pase metida entre libros. No. Más bien es el hecho de haber canalizado mi esfuerzo en actividades no tan populares. Se trata de ser exigente conmigo,  convertirme en mi peor juez. Puedo entender la equivocación del otro, no la mía.

Así pasa el tiempo, cambio de actividades y las historias en mi cabeza se quedan ahí. Peor aún si tengo un bloqueo, si las musas deciden abandonarme.  Todos los conflictos interesantes, los personajes inolvidables se vuelven humo ante mi imposibilidad de escribir algo coherente.

Cualquier habilidad necesita práctica, necesita desarrollarse. Si no la usas  no la pierdes, el cuerpo es sabio y la conserva en su memoria, solo que se oxida, se vuelve torpe. Espero encontrar de nuevo mi inspiración, poder compartir mi visión del mundo a través de mis letras, sin importar su uso… así que a practicar para mejorar.

martes, 1 de mayo de 2018

Bocanada de aire


Un día me desperté y caí en la cuenta de que tenía una rutina tranquila, monótona , un tanto adormecedora. Todos los días hacía lo mismo porque había encontrado “estabilidad”, sin embargo, la estabilidad no es sinónimo de adormecimiento, más bien es tener la opción de llevar a cabo actividades complementarias por el puro placer de hacerlas. Es decir, mi rutina diaria giraba en torno al trabajo, pero una vez fuera de él, tenía la oportunidad de estudiar un idioma, practicar algún deporte o buscar algún tipo de voluntariado.

Lamentablemente, en esa “estabilidad” comencé a preguntarme cuál era mi pasión. Esa es una duda existencial presente en mi mente hace años, porque dentro de esa rutina aclimática, mis sentidos comenzaron a dormirse, igual que mis ganas locas de estimular mi mente.

Sucedió lo inesperado que se veía venir, el lugar donde estaba trabajando cerró sus puertas. Un proyecto que habíamos construido con cuidado, con cariño y con esfuerzo, se volvió un recuerdo de la noche a la mañana. Afortunadamente, no tuve mucho tiempo para lamentarlo, casi en seguida encontré otro lugar.

Ese nuevo lugar ha significado un reto personal, comencé a hacer cosas a las que siempre me resistí como trabajar con números, ser responsable de pagos, manejo de dinero, entre otros. Así pues, ahora soy más administradora que un ente de las estructuras abstractas. Tengo un buen empleo que volvió a despertar mis sentidos. Es un empleo opuesto al camino que había recorrido, en ese sentido ha significado un reto y un shock.

Todos los días enfrento una cultura de trabajo muy diferente a la que estoy acostumbrada, a otra visión del mundo. Eso me ha servido como un respiro, como una bocanada de aire, esta experiencia me ha abierto los ojos. ¿Qué me apasiona?, aprender, escribir, viajar y sobre todo, me apasiona ser maestra.  Me considero una formadora, una persona que tiene como misión lograr que sus alumnos desarrollen un pensamiento crítico, incomodarlos, discutir, ayudarlos a obtener las herramientas que los guíen a ser profesionales.

Esta bocanada de aire me ayudó a comprender que mi camino era el correcto, tengo una pausa pero sí realmente deseo regresar a lo mío, si en verdad es mi pasión, estoy segura de que voy a encontrar la forma de regresar a él. Solo el tiempo y mi voluntad lo dirán.

martes, 27 de junio de 2017

El reciclaje virtual

Desde que el Internet se volvió la fuente de información por excelencia, se ha diversificado al grado de transformarse, también, en una fuente rentable de ingreso.

Como toda buena industria que se jacte de serlo, el ingreso logrado por la red depende, en gran medida, de qué tan viral seas, es decir, a cuánta gente eres capaz de atraer. De esta manera, los patrocinadores comienzan a interesarse, inician las recompensas y los regalos.
La cuestión es que, si de por sí ser “original” en un mundo donde ya todo se da por sentado es difícil, con la red se ha complejizado. Es fácil encontrar la misma anécdota en diferentes blogs, para quienes todavía disfrutan la lectura y ya están pasando de moda; de igual forma, se comparte a través de las redes sociales por medio de video o animación, lo cual es una evolución de las cadenas del correo electrónico en forma de presentación power point.

Chistes, anécdotas, reflexiones profundas, todo se presenta por diferentes medios, al gusto del lector, sin siquiera tomarse la molestia de cambiar la forma de narrar o las palabras a utilizar. ¿Con qué fin?, para hacerse de un mayor concentrado de seguidores y visitas. La originalidad consiste en presentar la forma más atractiva, más viral.

Tal vez yo esté más metida en la onda vintage. Comprendo que es complicado ser atractivo cuando existen millones de atracciones (exagerando un poco). La cuestión es que, jugar con el lenguaje y las palabras, poner un poco más de esfuerzo que simplemente en copiar y pegar, dejando a un lado las implicaciones de un plagio, sería mucho más enriquecedor. Experimentar con la forma a través del fondo, es interesante. 

miércoles, 5 de abril de 2017

La rutina sonámbulo...



Supongo que si alguien se toma la molestia de leer mis entradas, habrá notado que fueron disminuyendo en cantidad y contenido. Yo podría decir que es me he sumergido en tantas actividades, que me ha sido imposible alimentar frecuentemente este mi experimento literario. Mi realidad es que entré en una rutina de esas asfixiantes para una linda geminiana. 

De pronto, me levanto, me baño, me arreglo, salgo a trabajar, regreso a casa, duermo cansada. Las variantes más interesantes consisten en ver a algunos amigos; criticar de vez en cuando al jefe; disfrutar alguna película como enana.

Me transformé en una sonámbula. Otra vez mis ojos están cerrados, no soy capaz de observar lo que hay a mi alrededor. De igual forma, mis emociones se durmieron. De esta manera, hacer una entrada como esta, significa el triple de esfuerzo (obvio hay que dramatizar un poco con el afán de hacerlo más interesante); cambiar mi rutina significa perder por completo mi concentración; sentir curiosidad es más bien nostálgico.

Así como llegué, supongo, puedo encontrar el camino de salida. El primer paso es retomar actividades que me emocionaban antes. En otras palabras, ya no es elegir una película porque ir al cine se hizo costumbre. Es cantar las canciones del musical, es suspirar al perderse en los ojos del estelar, es reír a carcajadas. También ayuda hacer cosas inusuales como visitar un circo de malabaristas.

El camino de entrada fue largo, lo mismo será el de salida. Aquí lo importante es despertar del sueño, activarse y recuperar la curiosidad innata de los niños; las ganas de ser diferente o sentir con intensidad. Es apasionarse, ser ambicioso, es mantener los ojos bien abiertos para que las musas hagan su parte y me llenen de inspiración.  

jueves, 7 de julio de 2016

Aquello llamado proyecto de vida...



Mi hermana se la pasa viajando la mayor parte del tiempo, también es normal que se la pase hasta tarde desarrollando sus famosos entregables, es consultora por cierto. Le va bastante bien, la verdad es que se puede dar algunos lujos como viajes a lugares exóticos pero muchas veces le he bromeado que si estuviera casada, ya la habrían divorciado, eso lo pienso cuando paso por ella y todo el trayecto lo utiliza para atender múltiples llamadas de sus subordinados. Le encanta mandar, es leo. 

En mi caso, he decidido ser un poco menos afortunada con el sueldo, la verdad es que siempre lo ando estirando (debo aceptar que poco tiene que ver con una situación precaria, lo que sucede es que me doy lujos que no puedo pagar si no es con un crédito, como la mayoría de las personas en este país hermoso), porque prefiero tener más tiempo para mí. Tiempo para ver televisión, ir al cine, salir a tomar el café o bien, para practicar el hermoso arte del ocio. En mi caso, me sienta mal el estrés, no sé manejar la presión. 

Precisamente hoy, un maestro dio una plática sobre incertidumbre laboral y decía que el equilibrio entre la vida personal, el trabajo, la familia y las expectativas de vida pueden ser una misión imposible. Y es verdad, mis expectativas han sido derrumbadas varias veces. El diablo se ha dedicado a descomponer por completo mis planes de vida. Podría enforcarme en todo lo que no he obtenido en este tiempo, sin embargo, haré un ejercicio optimista, en donde piense en mis pequeños logros como grandes triunfos. 

Ciertamente no estoy casada a mis 37 años, no tengo hijos, apenas me hice de un trabajo estable con algunas prestaciones. Mi patrimonio consiste, básicamente, en mi educación, mis libros y mis juguetes tecnológicos a los que he bautizado como “herramientas de trabajo”. Es hora de sentar cabeza… dicen. A cambio de eso, he trabajado en lugares donde aprendí mucho, he desarrollado conexiones, me he ido de fiesta, he crecido como persona. Estoy en vías de volverme alguien culto. Estudié mi maestría, he podido viajar y estudiar en el extranjero, he conocido otras culturas, su comida, su baile, su idioma. He volado con el tiempo, me han roto el corazón, he comprobado de lo que soy capaz para cuidarme. En pocas palabras, he vivido. 

Me encantaría cumplir con todas las cosas que esperan los estudiantes actuales, al menos según el maestro: Buen trabajo, con un ingreso excedente, familia, vida personal y fama. Ciertamente es complicado. Le concedo razón es su conclusión. Es importante enfocarse en un aspecto realista al cual podamos sacarle provecho y sentirnos bien. Así que ahora decreto que he de sentar cabeza, he de comenzar un ahorro y he de vivir tranquilamente en un lugar… tal vez en algún momento de la vida. Por lo pronto, a crecer, a aprender y a divertirme.

lunes, 25 de abril de 2016

Sentirme



Hoy quisiera sentirme poeta, de esos que logran perderse en el infinito de sus propios pensamientos. Quisiera ser los suficientemente romántica como para revivir una realidad alterna más común, más tranquila, más sin chiste. Y es que, según dicen, los golpes de la vida te hacen grande, los golpes de la vida te hacen apreciar aquello que es lo más valioso, aquello no material más importante. 

Hoy quisiera ser una de esas guerreras aferradas a la vida, que no se conforman con haber nacido para ver qué pasa. No, quisiera ser una de esas guerreras que poseen magia en su interior, que son capaces de crear mundos, de cambiar mentes, de tocar el cielo con la fuerza de su voluntad.

Sé que el mundo está delante de mí, sé que está ahí abriéndome los brazos, esperado que le haga caso. Pero el mundo, también, me rechaza, me hace sentir que soy y no soy parte de un plan maestro. Quisiera conocer ese plan maestro para entender mi papel en esta obra absurda.

¿Puede haber más absurdo que el intento ingenuo de simplificarlo todo a un puñado de explicaciones y leyes?, Es absurdo querer encerrarse en lógicas cuando todo es una paradoja extraña, una paradoja que precisamente es hermosa por caótica.

Hoy quisiera ser capaz de leer todas las señales de los campos. De traducir los olores, de entender los colores, de tener ojos en la mente. Quiero conocer mi futuro y a la vez prefiero estar protegida por la ceguera del tiempo. Hoy quisiera ser capaz de fraccionarme y regenerarme. Hoy quiero ser todo y nada.

Hoy... quisiera sentirme poeta.

lunes, 8 de febrero de 2016

El juego de la apatía



Es difícil pensar, diseñar y ejecutar. La indiferencia  se vuelve un mal hábito y el secreto está en la voluntad y la pasión.

¿A dónde huyó la mía?