martes, 27 de diciembre de 2011

Entre fiestas me veo...

En la época de fin de año es gracioso ver cómo se dividen los personajes. Unos aman estas fechas porque significan fiestas, regalos, excesos aparentemente sin culpa. Para otros, es tiempo de transpirar su frustración, las ganas de gritar porque están o se sientes solos, o simplemente las ganas de hacerle pasar un mal rato a los demás para hacerlos sentir ese sufrimiento que cargan sobre sus hombros. 

Para mí, es sinónimo de una semana de relajación, de comer delicioso, recibir puros buenos deseos y estar a gusto con mi familia. El punto a resaltar son las hermosas vacaciones a las que me hago acreedora gracias a mi labor en alguna institución educativa en este país, ¡he dicho!

En casa, mis tradiciones favoritas son:

  • Comer espaguetti o rabioles con el sazón de mi mamá o de mi abuelita. La verdad les queda mejor que en el restaurante más caro del mundo -el cual por cierto no he visitado y no sé cuál sea, y no me importa ser barbera si voy a volver a comer el siguiente año estas delicias-
  • Me gusta el pavo con adobo y la pierna rellena de mi abuelita.
  • No comer bacalao o romeritos -a lo mejor soy la excepción a la regla porque en verdad agradezco no comerlo todos los años-
  • La ensalada de manzana, entre más sea mejor. 
  • Cuando vamos a la casa de mi abue, amo los pasteles que mi tía compra en "Palmeros", ¡esos sí son pasteles!
  • A pesar de mis quejas por la música, adoro escuchar a cantantes como Rocío Dúrcal, Juan Gabriel, José Alfredo Jiménez, o bien, los géneros de salsa, cumbias, merengues, o lo que se le parezca... eso quiere decir que estamos en familia, escuchando la misma música de mi infancia.
  • Cuando está la familia completa, me gusta la actitud de el que se lleva se aguanta o todos contra todos. Así como te burlas de alguien, después se van a burlar de ti. Es un buen entrenamiento para las batallas en el mundo de afuera: Si así te trata tu familia, qué puedes esperar de los demás. 
  • Comer el recalentado en el campo de guerra con toda la flota. Las tortas de pavo adobado con frijoles son lo mejor. 
  • Una de mis preferidas es ir al cine el día 25 y el día 1o en familia. 
En definitiva, creo ser muy simple en ese aspecto, prefiero disfrutar o saborear los pequeños detalles, las tradiciones simples. Me gustan estas fechas, insisto, por el descanso, la comida y la familia. 

lunes, 26 de diciembre de 2011

Los filósofos de la vida...

En realidad debería estar diseñando mis evaluaciones finales, en vez de eso, prefiero ver una película de acción y escribir sobre algunos filósofos que he conocido, a los cuales denominaré callejeros por mera comodidad.

Normalmente, las personas escuchan la palabra filosofía o filósofo y en seguida piensan como sinónimo aburrido, complejo, o bien, medio surrealista (por no decir fumado). A mí me gusta pensarlos como personas con una visión extraordinaria, capaces de entender lo signos del universo. Los imagino como quienes pueden leer entre líneas la naturaleza que los rodea. Los griegos aseguraban que entendiendo a la naturaleza, se podía comprender al universo y eso tal vez sea cierto.

La cuestión es que el otro día estaba yo sentada con un maestro colega, y él me hablaba de su niñez, su adolescencia dentro de un barrio-vecindad, de sus visitas a las cantinas y lo divertido de ellas. Me platicaba que una vez, en otro estado, había entrado a una y se sentó a tomar su cerveza en la barra. En el lugar también había una pareja y un músico con guitarra aderezando su momento. Después, según me contó, llegó otro músico argentino con un acordeón para seguir amenizando el lugar. Había magia en el momento, en disfrutar la cantina, el alcohol y el romance. Según él, a los muchachos actuales les hacen falta lugares así para disfrutar de la vida, sin la inmediatez que los envuelve. Eso me recordó a aquel autor que dedicó un par de poemas a su cantina preferida, la cual funcionó como musa en su labor artística. 

El otra ocasión, un maestro de literatura nos habla sobre una verdad universal dicha por un borracho (los mejores filósofos si me permiten decirlo): "La verdad es relativa, pero la neta, la neta es absoluta". Ante esa sabiduría callejera, ¿qué puede decir uno?, a los cuates hay que hablarles con la neta, a la cara, con el corazón en la mano, mientra la verdad es una cuestión más bien diplomática, no es de brothers, es de simple conocidos. Las cuestiones metafísicas bien entran en este rubro. Me divirtió la aclaración de aquel muchacho debajo de la venta de mi maestro, me pregunté entonces cuántas cuestiones más surgirían al calor de las copas y quedan bailando con el viento, siendo escuchadas solamente por los árboles. 

Así pues, creo importante tener la mente abierta y escuchar lo que otros tiene para compartir acerca de su visión del mundo, de su historia de vida. Los filósofos callejeros están ahí presentes en todos lados siendo las personas más entretenidas del mundo, sólo necesitan alguien que se anime a contar su historia. 

sábado, 26 de noviembre de 2011

El mundo en mi cabeza

Hace algunos ayeres, mi cabeza era sinónimo de caos, torbellinos y terremotos. La verdad es que estábamos en un situación familiar y económica un tanto difícil. Ya que han pasado los años comprendo que a pesar de todo pudimos haber estado peor, sin embargo, en ese momento yo fui incapaz de ver la salida a esos problemas. La verdad no estaba en mis manos resolverlos, ahora lo entiendo a la perfección.

Lamentablemente, mi poca madurez e inteligencia emocional provocó buscara una solución sencilla: La evasión. Así como los escritores románticos, al no tener un mundo hermoso, me inventé uno en mi cabeza. Suena raro, lo sé, pero así fue. Cuando algo no me gustaba o era demasiado fuerte para mí, lograba escabullirme a ese rincón de mi mente que representaba un santuario para mí, transformándose en el antónimo de mi caos torbellino terremoto. 

Imaginé un mundo lleno de jardines, con rosas y tulipanes. Todo verde, completamente cubierto de pasto. Dependiendo de la zona, era corto o me llegaba a los hombros. El cielo era de un color azul intenso, inundado de nubes blancas alcochonadas y un viento juguetón. En ese jardín me paseaba, jugaba o descansaba. También, como buena géminis, a veces me desdoblaba para hacerme compañía. Curiosamente siempre me imagino de vestido, con el cabello recogido, un tanto despeinada. 

El problema de poseer mi propia burbuja es que me hundí en una especie de ceguera. No era capaz de ver al mi alrededor. Sólo tenía pensamientos introspectivos, lo cual dificultaba mi relación con el mundo exterior, a pesar de tener una vida social bastante respetable. En esa época mi parte sensible estaba adormilada porque todo mi estrés, mi frustración y mi dolor se escondían en mi jardín secreto. 

Aunque suene exagerado... hubo un tiempo en que temí que ya no podría volver a este mundo...

Nada más alejado de la realidad. Algunos dicen que se debe tocar fondo para lograr pedir ayuda. Afortunadamente mi agujero no fue tan hondo y pude salir a base de mucho esfuerzo con un poco de apoyo. Fue entonces cuando mi pequeño santuario desapareció. He perdido tanto la práctica, que aunque intente concentrarme, no puedo recrear aquellas historias donde yo era una heroína hermosa, con un poder inimaginable. Recuerdo el jardín pero ya no lo siento. 

He abierto los ojos, ahora pongo más atención a lo que sucede en mi historia tocada por muchas historias más. Ahora soy excesivamente sensible, no puedo evitar pensar qué hay detrás de una cara con un asomo de sufrimiento. Imagino cada vida, imagino cómo se conectan las redes de contacto entre las personas, soy capaz de dramatizar los sentimientos y las vivencias de los demás. Ahora estoy en el otro extremo, ya no puedo huir a mi cabeza, sólo me queda aprender a equilibrarme.

Disfruto los detalles como observar la confianza de un niño en brazos de su padre, la velocidad con la que caminan los peatones, las preocupaciones de la gente alrededor. El valor, la voluntad de vivir, el sufrimiento, la generosidad. También me gusta ver cómo la gente se levanta a trabajar todos los días, se toman muy en serio su puesto de comida, son capaces de ser generosos y comprensivos a pesar de tener una situación peor que los demás. Veo detalles como la caballerosidad en un niño de 13 años, la falta de consideración a los viejos, el trabajo de las madres, de los padres, de los tíos.

Tantas cosas que ver... tantas sobre las cuales escribir... y el sentimiento a flor de piel.  Debo aprender a controlar mi torrente de emociones y canalizarlas. Creo que voy por buen camino. 

domingo, 6 de noviembre de 2011

Entre brujas y muertos...

A diferencia de otros países colonizadores, España procuró (no sé si a propósito o no) una sociedad en donde se combinaron razas, ideas, sueños, religiones, comida, entre otras muchas cosas. Las famosas castas, dice la historia, surgieron debido a una necesidad peninsular de mantener la “sangre pura” de sus colonizadores. Después de la independencia, dicha limitante desapareció, dando lugar a una sociedad hoy mestiza.

En lo personal me da mucha risa cuando escucho paisanos hablar de su ascendencia italiana, española o alemana. Si estudiaran un poquito de historia, sabrían que eso es lo más normal en nuestro país. No creo que más allá de algunas comunidades, exista en realidad una línea de sangre pura.

Así pues, ese mestizaje se refleja en diferentes aspectos de nuestra vida. Uno de ellos es la comida, en donde la tortilla española se come tipo omellet, con tortillitas de maíz y salsa de chiles toreados. Otro de los aspectos curiosos a mi parecer es la celebración de Día de Muertos.

Dicen las buenas costumbres aborígenes que el 2 de noviembre nos visitan nuestros antepasados. Para ayudarlos en su viaje, nosotros, como buenos mortales, alzamos un altar con su foto y todas las cosas que disfrutaban en vida. De esta forma, les rendimos homenaje y ellos pueden continuar su regreso a casa satisfechos.

¿En dónde se encuentra el mestizaje?, bueno, los españoles nos dejaron en paz después del principio “América para los americanos”, pero los gringitos se han propuesto invadir el mundo con una serie de celebraciones inventadas, Dios sabe de dónde, y una de ellas es Halloween, con supuesto origen en cultos paganos. 

Honestamente, no soy una persona amante de los disfraces, por lo tanto no estoy al pendiente de esta fecha. En cambio, he conocido gente que planea durante un año cómo se va a vestir el 31 de octubre. Es curioso, una de las fiestas más conocidas en mi universidad (porque al parecer hasta gente de fuera venía) era la famosa "Fiesta Monstruo", en donde los hombres aprovechaban para ser mujeres, o las mujeres se volvían dominatrix (y después lloraban porque los demás pensaban que no era sólo un disfraz) y yo me engenté en mi traje de indígena, la única vez que me aparecí por ahí.


Se me hace la cosa más divertida ver cómo piden dulces o dinero el día de Halloween a modo de broma y después van al cementerio para escuchar al mariachi y recordar a los difuntitos. Por otro lado, esta unión ha traspasado fronteras. Muchas de las películas del vecino norteño comparten nuestra tradición, la cual curiosamente se celebra todo el año y siempre hay marionetas de catrinas envueltas en procesiones. Diría el maestro Paz, el gringo respeta a la muerte mientras que el mexicano la hace su comadre. 


En lo personal, disfruto mucho el día de muertos. Me encanta ver cómo preparan los altares, conocer quién es el personaje importante, el olor de las flores. Me encanta la magia, la unión de la costumbre, la evolución de ella. Amo formar parte de esa historia, y aunque nosotros no ponemos un altar en forma, espero que mi abuelito disfrute su comida, incluyendo el postre, que le deja mi mamá cada año sin falta. Creo que es hermoso tener una tradición que le rinda homenaje a aquellos que nos dejaron atrás y fueron parte importante de nuestra historia. 



miércoles, 19 de octubre de 2011

Mi cuerpo y el ejercicio

He de confesar que nunca he sido una persona amante del deporte. Es más, en cuanto podía escaparme de él, prefería mil veces pasar mi tiempo cantando, leyendo, escribiendo, viendo una película o escuchando música. El arte es más bien lo mío. A pesar de eso, entiendo la necesidad de hacerlo. El cuerpo lo pide a gritos... o por lo menos, en mi caso, ya se estaba lamentando después de dos años sin hacer prácticamente nada más que caminar de la parada del camión a mi casa. 

Así pues, hoy fue el segundo día en mi clase de Yoga. Cabe aclarar que no es la primera vez que la practico. A decir verdad, hace como 6 años ya había logrado tonificar mis músculos y trabajar mi figura a base de constancia. Pero la vida de un proletariado no siempre da cabida a buscar la plenitud en el equilibrio espiritual... ¡ja!

La cuestión es esta: Hoy hacíamos unas posiciones bastante placenteras cuando ya logras terminarlas. Sin embargo, la frustración llegó a mí porque no pude hacer bien ni la mitad de una pose. Me desesperé mucho ya que las conozco y las llegue a hacer bien. En cambio ahora, mi pobre cuerpo no tiene flexibilidad y está todo contraído. Fue entonces cuando llegó a mi mente: "TE ODIO CUERPO"... ¡qué me cae el veinte!, el problema no es mi cuerpo, el problema soy yo porque no le he dado mantenimiento. ¡Qué fácil es traerlo de arriba a abajo sin consentirlo ni siquiera un poco! 

Entonces recordé el artículo de una revista en donde mencionaban que las mujeres somos nuestros peores jueces. Nos encontramos todos los defectos habidos y por haber, además de bombardearnos con ideas como "Eres una estúpida", "Estás hecha una ballena", "No haces nada bien" (nótese es una revista de moda). El artículo mencionaba que si un hombre nos dijera eso, de patán no lo bajábamos, y la reflexión iba a ser menos duras con nosotras. 

Un psicólogo alguna vez me compartió una técnica interesante al respecto. Decía que por cada pensamiento o juicio negativo, debía anularse con uno positivo. De esta manera se puede buscar el equilibrio en la balanza. Así que con mi cabeza más fría pensé: "Es fácil frustrarse, pero apenas llevas dos días de ejercicio, mejor disfruta tu relajación y ya poco a poco lograrás llegar a donde estabas y en menos tiempo". Todo será resultado de la constancia...

La verdad es más fácil decir "te odio cuerpo", seguiré por esa línea. 

Ya en serio, espero que en un tiempo escriba una entrada compartiendo mi felicidad por haber logrado completar una pose. 

martes, 27 de septiembre de 2011

"Palos por amor no duelen"

Eran los años cuarenta, según el anecdotario de la abuelita Violencia. En una ciudad no tan pequeña de México, lo normal era pensar en mujeres dedicadas al hogar, obedientes al patriarca, con una sonrisa de sólo pensar en educar a su familia. También era común tener muchos hijos, desear tener muchos hijos y de ahí formar una familia re grande. Aun así, en ese tiempo de repente surgían mujeres con una fortaleza de espíritu poco común, así pues, hubo tres mujeres que en verdad se ganaron el apellido Violencia.

La bisabuelita Violencia cuando viejita, era una mujer menudita, de piel y cabello muy blancos, voz dulce y movimiento lentos, cual se espera de su edad. Pero de joven, ella era una verdadera matriarca: mujer sencilla, emprendedora, dueña y administradora de varios negocios que normalmente se destinaba para los hombres (materiales para la construcción, agricultura, cantinas, etc.), sabía también montar a caballo y tenía muchas habilidades dignas de admiración. Con todo y todo, a diferencia de algunas mujeres "liberadas" de hoy día, ella también sabía coser, supongo bordar, cocinar, limpiar la casa, etcétera. En otras palabras, era una mujer en toda la extensión de la palabra. 

De entre todos sus hijos, apareció la abuelita Violencia. De carácter aparentemente dulce, era un mujer avocada a su familia, su gran logro fue conseguir que sus ocho hijos estudiaran y la mayoría de ellos formara una familia. Nunca dudó en ayudar a la bisabuelita Violencia, a pesar de una especie de distanciamiento extraño entre ellas, y tampoco se detenía en apoyar al socio en caso de necesitarlo. Luchona, trabajadora y un poco viciosa (amaba el cigarro), no le tenía miedo a nada o a nadie. Cuenta ella que una vez hubo una pelea en donde le iban a dar duro al socio, entonces ella se metió para defenderlo rompiendo una botella en la mesa al grito de "¡Órale!".

Y por último, está la tía abuela Violencia, dueña del título de esta entrada. La tía abuela vivió en una época en donde los padres eran celosos con las hijas en el sentido de tratar de "casarlas bien". De esta forma, lo usual era no dejarlas tener el novio que quisieran. Pero la tía abuela era noviera, le gustaba mucho salir con el susodicho y entregar el corazón. Se ganó el puesto en el anecdotario de la abuelita porque hubo alguna vez (tal vez varias) en que el bisabuelito Violencia la cachó, el castigo fue duro: darle con un palo golpes para que aprendiera la lección. La cuestión con la tía abuela Violencia es que ella era fuerte, era rebelde y dura, así que respondía a modo de afrenta "¡Palos por amor no duelen!". 

Y si he de ser honesta, envidio esa actitud. A veces, creo que el mundo actual está demasiado metido en las crisis existencialistas: quién soy, soy lo que quiero, qué necesito para ser feliz, si no tengo una familia o un buen empleo soy un fracaso, cuál es mi misión en este mundo, cuál es mi lugar en este mundo, etcétera. Y se nos ha olvidado sentir esa necesidad de vivir el diario con pasión, ser valiente y decir "¡Palos por amor no duelen!", gritar: ¡vida me puedes golpear todo lo que quieras, pero yo levanto la cara y siento orgullo de lo que soy y lo que he hecho!, yo quiero sentir esa pasión de los grandes movimientos. No se trata de volverse persona extrema que vive el peligro a flor de piel. Se trata de no tener miedo y vivir y salir adelante a pesar de los obstáculos. 

viernes, 26 de agosto de 2011

El león comparte tiempo con la virgen...

Yo no soy una persona muy esotérica: No conozco a todos los signos, no sé cuál sea su carácter, ni tampoco entiendo cómo se calcula el ascendente, y a menos que sea de mi signo  - y por mera diversión - no sé cuál es la compatibilidad de los signos. En cambio, si puedo decir, que es bastante divertido buscar las coincidencias de las descripciones zodiacales con las actitudes de las personas. Es más, una vez por mero ocio, leí un libro de una escritora llamada Linda Goodman, en donde dedica todo un libro a explicar la compatibilidad de signos, y me pareció de lo más divertido comprobar el sentido infantil y volátil de los gemelos - o sea yo -, lo cual utilizo a veces de pretexto para justificar mis ganas de molestar gente.

Y así como hay alegres coincidencias en las descripciones, hay otras coincidencias, tal vez no tan extraordinarias, que son un tanto llamativas. Un ejemplo de ello son mis propios hermanos. Mi hermana  menor, nació justo una semana antes que mi hermano menor, aunque con cuatro años de diferencia, razón por la cual cuando éramos niños les celebraban el mismo día en la casa de mi abuelita, porque además tocaba en vacaciones de la escuela.

Mi hermana, según dice la Goodman, es una mujer que brilla con sólo entrar a una sala. Muestra su lado más dulce y sonriente, encantadora, atrae a todos con su manera de ser y de platicar. Si no ve acción, o bien, si la ocasión lo amerita, ella es el centro de la fiesta, la guía de la parranda y la animadora. Tiene un ego bastante grande, y cuando la hacen enojar, sus rugidos te obligan a escuchar su punto de vista. Es una persona pragmática, y lo que más me gusta de ella, es que no se encierra en problemas, siempre encuentra la forma de superar todo para ser más feliz. Posee un lado extraño. Aunque por fuera es una mujer fuerte, bien parada en su realidad y sabedora de lo que quiere, por dentro es una pequeñuela (su palabra preferida) deseosa de chiqueos y cariño. Como dirían en mi país, tiene corazón de pollo. Sólo pido de favor ella no se entere de mi confesión, o habrá un puré de gemelos.

Por otro lado, mi hermano es un ser intelectual según la sabía autora Linda Goodman. Es una persona a la que no se le puede mentir tan fácilmente porque su mente trabaja a una velocidad sobrenatural, atando cabos y poniendo atención a cada una de las palabras que se dicen. Además es quisquilloso, completamente pulcro en su persona y muy inteligente. Honestamente, si no fuera mi hermano, caería fácilmente en su encanto camaleónico. Es de carácter fuerte, sin embargo, cuando necesita o simplemente desea algo, es un joven encantador de voz suave - bueno, lo que su gravedad le permita - y sonrisa infantil, se transforma en tu persona preferida desde cualquier ángulo para lograr su cometido. Si yo quisiera saber cómo ir vestida a algún evento, volteo a verlo: sabe exactamente qué estilo ponerse de acuerdo al lugar y a los asistentes. Extremadamente realista, a veces raya en el pesimismo, es muy formal en lo que al trabajo se refiere. De igual manera, si se enterara de que he revelado parte de su secreto, la virgen sería una amazona enojada y me dispararía una flecha.

Ambos pelean por ser el menor consentido de mis papás, desde que mi hermano nació. Aunque son rivales, y no sé si es porque nacieron en el mismo mes, comparten un extraño sentido del humor bastante negro. Además poseen un raro tino para estar en el momento más embarazoso de su hermana mayor. Como aquella vez donde yo bailaba de manera bastante ridícula al ritmo de "...yo quiero tener un millón de amigos", o en el festival de la escuela cuando intenté tocar "Lamento boliviano", deteniéndome cada dos pisadas para ver mis dedos y todar la siguiente pisada. Son cómplices cuando de maldades se trata y lo más chistoso, ellos casi no hablan pero saben cómo ponerse de acuerdo para apenar a los demás.

Así pues, la leona y la virgen han logrado coexistir de una manera interesante. Ya veremos si permiten a los gemelitos hacer algunas travesuras también. 

martes, 19 de julio de 2011

"Tienes cara de santa pero ¡has de llevar el diablo por dentro!"


Como parte de mi renovado interés en el anime, he notado que en muchas de las series - de las que me gustan aclaro - los protagonistas suelen ser caballeros con ideas claras y tratan de guiar a las "ingenuas" estelares por la senda del amor, ya que es muy posible se dieran cuenta de sus sentimientos antes que ellas mismas. En este tipo de historias además, ellas suelen vestir de uniforme sexy o disfraces interesantes para el género masculino, o al menos así lo hacen parecer.


Hay otras historias, menos rosas, donde las relaciones de pareja se complican y están aderezadas con un poco de sexo. Así pues, hay personajes con cara de inocentes pero que resultan ser un deleite para su pareja, al grado de no poderlas soltar en todos los episodios. Aún así, el común denominador es que los personajes populares suelen ser mujeres con aire de ingenuas, aunque puedan ser fuertes de carácter.

Pues bien, pensando en eso, recuerdo un poco la fantasía que algunos hombres me han compartido donde ellos les quitan la inocencia a una mujer virgen, ingenua y sin experiencia. Hace tiempo, pensaba, lo hacían para "moldearlas" a su gusto, sin competencia alguna o punto de comparación. Ahora simplemente creo que es una de esas perversiones que todo ser humano puede experimentar de diversas maneras en su vida. 

¿A qué viene mi reflexión?, pues bien, hace poco a una amiga mía a quien llamaré S le hicieron una especie de propuesta indecorosa. Durante un viaje soñado fuera del país conoció a un muchacho. Como buen extranjero, el joven era alto – no demasiado –, moreno, de cuerpo atlético y plática interesante. Se conocieron en una tertulia, y él la observó durante un tiempo. Después de un par de días de que ella disfrutó de tan encantador chico y él de quitarle la ropa a ella sin quitársela en realidad, armándose de valor, le pidió que hablaran. A solas le dijo que quería tener sexo con ella, cosa de una vez. La tomó por sorpresa ya que fue directo al grano. Él le prometió que no se iba a arrepentir, que si se exploraban juntos, él la llevaría al paraíso de lo bien que lo iban a pasar. Pues bien, S no aceptó su propuesta y se sintió un tanto acosada ante la insistencia del extranjero con cuerpo atlético, aunque eso también despertó su curiosidad. S decidió preguntarle directo ¿por qué era tanta su insistencia en poseerla?, él contesto "porque tienes cara de santa pero ¡has de llevar el diablo por dentro!". Cuando ella me lo platicó, las dos nos doblamos de risa, honestamente, aunque una parte nuestra también nos hizo pensar "¡Qué buen discurso de ventas!".

Encontrar a un hombre que permita a una mujer explotar de diversas maneras es complicado, muchas veces ellos tienen ideas preconcebidas de cómo debe comportarse una mujer hasta en esos menesteres. Si encuentran alguna atrevida que sobrepasa sus expectativas pueden suceder dos cosas: Queda encantado y la deja ser libre para experimentar todo lo que quiera en él como su objeto de estudio; o bien, se espantan para salir huyendo y encontrar a una fémina menos mortal.

La cuestión es entonces, ¿en dónde radica ese gusto por pervertir a mujeres inocentes?, ¿será acaso que les gusta sentirse poderosos para después ser gratamente sorprendidos?

Ahora bien, ¿qué sucede en nuestra mente de mujer?, muchas integrantes del género femenino sueñan con el hombre caballeroso, bueno, guapo, inteligente y que además las tenga en un pedestal. Aun así, lo cierto es que en el fondo de su corazón - o mejor dicho de algunas partes que sienten cosquillitas - les gustan hombres decididos, hombres con la capacidad de dominarlas - nunca hacerles daño - hasta cierto punto. Les encanta la imagen del príncipe decidido, del guía, y les encanta más cuando tienen ese lado obscuro atractivo por ser lo opuesto a lo inculcado.

Al final, creo que por eso muchas mujeres andan con los denominados patanes, porque ellos saben bien cómo divertirse y cómo llevarlas a sacar el diablo que llevan dentro, con un acompañamiento musical orquestado por algunos grititos.

miércoles, 13 de julio de 2011

Manga

En mi renovada afición al  anime, me ha dado curiosidad conocer el origen de las historias que han logrado mi obsesión, al grado de no dormir hasta no terminar de ver la serie. Ese origen se encuentra en los famosos manga, los cuales se pueden comparar con los cómics o las historietas. 

Podría parecer que al ser un código estático, sería poco entretenido leerlos y volvería fácilmente a las historias animadas, sin embargo, para mi sorpresa me han resultado interesante. Además de que la acción me la puedo imaginar con las descripciones que hacen, explora de manera más profunda a los personajes y les permite  ahondar en las historias. En verdad, puedo comprender mejor por qué reaccionan de cierta forma, en dónde surge la atracción de los personajes, cuál es su obscuro pasado y por qué en un momento dado son tan simpáticos.

Lo más interesante ha sido acostumbrarme a la forma de leerlos. Recuerdo la primera vez que vi un anime subtitulado. Fue una experiencia un tanto curiosa ya que no estaba acostumbrada a la musicalidad del japonés, la cual debía empatar con los letreritos en inglés. Debo aceptar que el hecho de querer entender las historias, un tanto complicadas a veces, me hizo mejorar mi habilidad en ese idioma. Así pues, cuando leí un manga por primera vez, si he de ser honesta me revolvía bastante. Resulta ser que se debe leer de arriba a abajo - hasta ahí todo va bien - pero de derecha a izquierda. Como quien dice, comienzas leyendo el final y te vas hacia el principio literalmente. Es una forma un tanto graciosa de hacerlo, difícil al principio, pero una vez acostumbrada pude relajarme y disfrutar las historia.

En lo personal, a pesar de mi amor por el humor negro y el melodrama, la verdad soy una romántica empedernida. Ahora voy con mi segunda historia de amor, en donde los protagonistas pelean para estar juntos. Lo más divertido ha sido que las estelares no dan una, en verdad necesitan ser protegidas por los estelares y ellos siempre las cuidan. Esos japoneses han logrado entrar en el mundo de las historias interesantes y variadas. Yo seguiré buscando mis historias cursis, para entender todo lo que han hecho. A partir de ahora, de ser posible, leeré el manga, veré el anime y como cereza en el pastel, veré también el dorama. Como dijera Madre Teresa de Calcuta, no se debe vivir de fotos amarillas y si es algo que te gustaba hacer vuelve a hacerlo.

¡En verdad agradezco volverme a emocionar cual enana!

martes, 5 de julio de 2011

De etapa en etapa

Una de mis alumnas de preparatoria me comentaba que quería seguir siendo adolescente, a pesar de sus veinte años porque adora esa etapa de su vida. Yo me puse a pensar entonces en cuál fue la edad que más disfruté. Y honestamente, la pubertad es una etapa que amo haber dejado atrás.

En la actualidad, a pesar de mis puestos, de ser una maestra honorable y una autoridad preocupada por cuidar su reputación en la escuela - porque fuera de ella no me puedo hacer responsable - sigo siendo un tanto infantil. No me gusta perder en los juegos, soy muy intensa en mis reacciones y, en especial cuando peleo con mi hermano, me cuesta trabajo controlarlas. Puedo disfrutar comerme un helado de chocolate o una nieve de limón y muchas veces siento que el mundo no me entiende. Así que en ciertos aspectos, sigo siendo una adolescente. Aun así no extraño esa parte de la etapa en donde no entendía los cambios que estaba experimentando en mi cuerpo y en mi mente. No me gusta el hecho de pelear con mis padres hasta por decir hola, tampoco quisiera regresar a esa época donde mis ingresos dependían de las labores cumplidas en casa y mucho menos extraño pedir permiso para todo.

Honestamente, la edad que si extraño es la etapa entre los veinticinco y veintinueve años. En esa época pude viajar al extranjero, después regresé y obtuve un trabajo formal con un buen sueldo. Viajaba mucho, veía  a mis amigos en reuniones karaoke de menos una vez por mes. Salíamos a comer, al cine, nos veíamos por el simple placer de hacerlo. Todos estábamos solteros y la vida era una aventura. Extraño mi independencia, manejar mi carro - bueno, era de mis padres pero yo lo traía para todos lados -, no tener deudas y el tiempo suficiente para mi yoga, leer un libro al mes, mis conciertos, el ballet, el cine, la clase de creación literaria, las lecturas dramatizadas, las salidas al teatro, entre otras muchas cosas.

Desde hace un par de años, las cosas han cambiado, la mayoría de mis amigos ya se casaron o se han convertido en padres de familia. El relajo es diferente, las prioridades también. Mi actual trabajo consume mucho mi tiempo y energía, ya no tengo chance de ir a clases en la tarde porque me llevo trabajo a casa. Y lo más curioso del asunto es que no tengo un puesto de alto mando. Ahí siquiera justificaría mi falta de vida. Es por eso que la verdad agradezco y aprecio el hecho de tener buenos amigos que a pesar de los cambios siempre están ahí.

Por eso, mi propósito de año nuevo será retomar todas las actividades que me gustan, aprender y quitarme lo aburrido de la rutina diaria. 

lunes, 4 de julio de 2011

Transporte público

El transporte público, por lo menos para mí, es sinónimo de pesadilla. Cuando apenas lo comenzaba a utilizar, en mis años mozos, era una novedad pues mi madre, como una buena mujer sobreprotectora con sus hijos, no nos dejaba utilizar los camiones para que no padeciéramos lo que ella cuando joven.

Pues bien, al principio me divertía observando la clase de gente que los toma, escenas de las mamás cargando el mandado con sus tres hijos por detrás, como la canción de "La Patita" de Cri-cri. También estaban los profesionistas muy encopetado y presumidos, que en sus puestos miran por debajo del hombro a todos, pero al fin de al cabo utilizando el camión. Me impactaban las mujeres que subían con tacones de diez o doce centímetros y andaban como con zapato de piso. Para mí, al principio era un universo de historias paralelas esperando a ser escuchadas por un ente extraño a ese medio.

En cambio ahora, después de casi un año de tomarlo diariamente a fuerza no puedo decir lo mismo. Me fastidia que los camioneros olviden a todos los pasajeros que tenemos la necesidad de utilizar sus unidades. Recuerdo el otro día, en que me senté hasta atrás porque iba sola y de repente pasamos un tope, la verdad no sé cuántos centímetros subí, pero fueron los suficientes para recordarle su madre, su abuela y su bisabuela al amable chofer. Otro día, iba con el radio a todo volumen así que no extrañé ir al antro porque ahí podía pararme a bailar al ritmo de la Sonora Santanera y los Tucanes de Tijuana, la verdad ni siquiera podía escuchar a mi compañera de viaje.

Una de mis peores experiencias en los camiones fue un vez que escuché un grito ahogado en la parte de atrás. Honestamente no volteé, simplemente no hice caso hasta que otro pasajero salió corriendo pidiendo ayuda. Al parecer el señor tuvo un ataque y se convulsionó para después desmayarse. Nos estacionamos justo en frente de un hospital y el chofer llamó a una ambulancia desde su celular. Me quedó un cargo de conciencia porque no reaccioné rápido y fui a llamar a alguien en esa clínica. Tuvimos que irnos y espero lo hayan podido ayudar. La verdad, ese día me llevé un buen susto.

Aun así,  para ser justos, a todos esos malos momentos, existe el equilibrio. Yo estudié en una de las escuelas más caras de mi ciudad, y para muchos de esos choferes es señal de tener dinero, sin tomar en cuenta la posibilidad de que haya becados ahí o hijos de padres sacrificados, la cuestión es que en ese tiempo era su obligación hacer un descuento a los alumnos y ellos solían no hacerlo porque éramos "ricos", razón por la cual yo ni siquiera me tomaba la molestia de mostrar mi credencial de estudiante. Una vez, saliendo de la escuela le hice la parada a un camión, cuando me subí el señor me devolvió cambio y le dije me estaba cobrando menos, a lo cual respondió, eres estudiante, le dije ¿no importa que sea del Tec?, eres estudiante ¿no?

Ese hombre me dio muestras de espíritu de servicio y de humildad. Entiendo que tengan sus problemas, pero en serio, deberían volver a ser usuarios de sus propias unidades para recordar lo que se siente ser un pasajero y tener que aguantar todo lo que ellos hacen.

miércoles, 15 de junio de 2011

Y si de historia se trata...

He de aceptar que la materia de Historia (en cualquiera de sus presentaciones) no era mi preferida, en especial porque me la vivo peleada con las fechas. Incluso, a pesar de que me encanta leer, escuchar música, ver películas, entre otras cosas, suelo olvidar a los autores de esas maravillas. Podía yo describir a la perfección la trama de "El Quijote de la Mancha" y olvidar por completo quién la había hecho. Ahora que doy clases, he mejorado un poco esa parte. Ya sé diferenciar a Sor Juana Inés de la Cruz de Alfonsina Storni, comenzando por el nombre y terminando por su estilo literario.

Así pues, es hasta ahora que ha despertado esa emoción por conocer la historia de mi país, la historia del mundo en general. Y en parte,agradezco al periódico "El Universal" su labor por hacer reportajes de historia de México bastante entretenidos, de los cuales apenas llevo dos joyitas.

El primer texto que encontré habla sobre el día de la expulsión de Porfirio Díaz. Un simple rumor publicado ocasionó una manifestación masiva en contra del entonces presidente del país. El segundo texto es sobre la entrada triunfal de Francisco I. Madero a la ciudad de México un mes después de la huida de Díaz. Lo interesante de ese reportaje es que narra también el peor terremoto ocurrido en 50 años.

Por eso me gustaron, por ser una narración de la vida de ese entonces adornada de marcas, encabezados de periódicos, chismes y más importante aún: Gente. Finalmente, el decir que murieron millones de personas en la Segunda Guerra Mundial, o bien, que en México se luchó por una democracia durante siete años no significa nada. En cambio, mi abuela nos contó que en la época de la Revolución, los revolucionarios no sólo luchaban por la tierra, se "divertían" en parte de la pelea. Solían abusar de las mujeres, razón por la cual, ante la alarma de la llegada de dichos soldados, las niñas eran amarradas a las ramas de los árboles y ahí se quedaban calladitas hasta que ellos se iban. Eso sí es historia.

Es historia saber que en Xalapa, durante el movimiento de 1968, también hubo manifestaciones y la gente "normal" tuvo que esconderse en los locales para evitar ser golpeados, mi mamá y mi abuela entre ellos. Es historia conocer a un superviviente de las bombas atómicas en Japón, contando su historia de vida de cómo cambió todo cuando siendo un niño tuvo que vivir esa realidad. Es historia saber que en las costas chiapanecas los niños jugaban a subirse y bajarse del tren, mientras el vigilante los perseguía, o que la fruta crecía en los terrenos como flora salvaje.

La historia es historia por la gente que la vivió. No esos héroes acartonados de grandes hazañas invasores de espacios, ¡no!, la historia la hacen los hombres y las mujeres que viven todos los días y luchan por sobrevivir. La historia la hacemos todos. Por eso insisto, lo más interesante de conocer un lugar es todas las vivencias que encierra. ¡Me encanta imaginar, entender y comprender todo lo que puede suceder por el simple hecho de estar ahí!

lunes, 6 de junio de 2011

Despedidas y vacíos

Cuando se habla de una pérdida, la mayoría de la gente lo toma como sinónimo de muerte. Yo en cambio, comienzo a preguntarme lo que pudo haber perdido esa persona. Entonces, buscando en el diccionario encontré esta definición: Privación de lo que se poseía.

Así pues, a lo largo de mi vida he tenido algunas pérdidas positivas como fue el hecho de haberme cambiado de escuela tras once años, al principio no lo entendía, en cambio ahora digo fue lo mejor que me pudo haber pasado. También he perdido miedo a tener una zona de confort, así como he perdido mi zona de confort para establecerme retos como el viajar completamente sola a otro país sin saber qué era lo que me esperaba, a pesar de ser recibida por una de mis mejores amigas, la verdad es todo un reto.

Y también me han llegado las pérdidas negativas. El viernes de la semana pasada, una muy querida amiga con la que trabajaba fue sustituida por alguien de mayor experiencia. La invitaron a retomar el curso de su carrera profesional, volviendo a enfocarse en su área de competencia original. La verdad me dolió la noticia porque ya no será tan sencillo verla y también por la cantidad de sentimientos encontrados que ella experimenta.

En mi caso, he recibido esa misma invitación a buscar nuevas oportunidades unas tres veces en mi vida. Y las tres veces ha sido doloroso. La peor de todas fue la última. Después de trabajar y poner casi 4 años de mi vida, tiempo, dinero, esfuerzo y un poco de salud, decidieron que el puesto que había sido creado para mí después de muchas autorizaciones, le pertenecía a una mujer del sindicato que estaba peleando por tener un ascenso, aunque no fuera la persona idónea para el área. Me quedé sin trabajo, con deudas y un gracias por parte de algunas personas.

Las pérdidas causan dolor, pero dirían algunos terapeutas - profesionales y empíricos - el dolor no tiene por qué transformarse en sufrimiento. Es normal tener un duelo interno, un periodo de luto en donde lloras porque ya no tienes lo que poseías y después acostumbrarse a la nueva situación, sin aferrarse a aquello que ya no va a volver. 

Ahorita yo extraño a mi amiga y aliada, espero que podamos seguir compartiendo momentos de nuestra vida a pesar de no vernos tan seguido. Y en verdad le deseo lo mejor, que esta invitación recibida sea una forma de ayudarla a encontrar algo bueno para ella y su desarrollo tanto personal como profesional.

jueves, 2 de junio de 2011

Y le seguimos con junio

Hablando con una compañera, me dí cuenta de que no tengo recuerdos de mi papá entre semana. En ese tiempo, cuando yo era niña, él trabajaba en empresas trasnacionales para después trabajar un tiempo en gobierno. La verdad es que mi papá se quebró la espalda por darnos una buena vida: Viajes, restaurantes, ropa linda, buenas escuelas. Ahora que ya sé lo que cuestan las cosas, me doy cuenta de todo el esfuerzo y amor de mi papá.

Así pues, pasé mi infancia creyendo que mi papá viajaba a diario a México o a Monterrey. Muchos viernes, si él no estaba, mamá nos llevaba a comer fuera lo cual era divertido. Eso sí, los fines de semana eran familiares; así que no cabían planes con otras personas. Eran los tiempos que papá dedicaba a su familia. comíamos juntos en casa o restaurantes. Nos llevaba a algún lugar cercano para conocerlo, o bien, íbamos a andar en bicicleta, o a algún concierto de música clásica, o nos llevaba a eventos como corridas de toros o carreras de autos.

A la vez de las diversiones, mi papá era la autoridad, quien decía la última palabra y de ser necesario, poner los castigos sin pestañear. Siempre lo vi como un hombre duro, fuerte como una roca. Es ahora cuando he crecido que puedo entender su gran amor y sacrificio.

Después llegaron los tiempos difíciles y mi padre recibió demasiados golpes. Eso lo hizo abrirse hacia nosotros y tratar de acercarse más. Mi papá, hasta la fecha se siente responsable de su familia, y si puede definitivamente prefiere darnos que recibir. Así que a pesar de que no siempre lo entiendo y muchas veces me desespera, la verdad es que es una de las personas que más admiro por lo que es y lo que ha logrado.

Entre mis recuerdos preciados, tengo en la mente que siempre llegaba de México a saludarnos y hacer magia. Aparecía dulces de la nada y nos lo repartía. Hasta la fecha no sé cómo le hacía pero lo recuerdo y sonrío.


Mi padre de ahora, en especial con su nieto, es muy diferente. Ahora platica con nosotros, canta y compone canciones que se escuchan igual. He descubierto cosas que no sabía porque casi no platicaba con él y ahora me he enterado gracias a mi sobrinito. Por ejemplo, me acabo de enterar que mi papá sabe hacer papalotes y le gustaba bailar el twist.


Ahora bien, con la experiencia que tiene mi papá, cuando tengo dudas de cómo debo moverme en esa selva llamada empleo siempre sabe cuál es la mejor estrategia. De él he aprendido los tipos de liderazgo, las clases de trabajadores, que se debe ver con la mente y no con el estómago. Siempre es mejor estar preparado y tener una estrategia a ser completamente impulsivo. 


Mi papá es divertido, posee un extraño sentido del humor y además es práctico. Dice que la gente de la costa, y lo citaré textualmente, "manda a la chingada" la tristeza. Es un hombre cariñoso y sabio, quisiera tener esa sabiduría para saber llevar mis pasos. 


Mi papá es un pilar lleno de color y sabiduría.

Hablando de mayo en junio...

En mis recuerdo de infancia, siempre está presente una figura que hasta la fecha me hace sentir segura y querida. Mi mamá tuvo la oportunidad de ser ama de casa y madre 100% dedicada a sus hijos cuando nosotros éramos pequeños. Yo la recuerdo en nuestras salidas, las vacaciones, haciendo la tarea, arreglando la casa y jugando con nosotros. Siempre con una cámara en mano para congelar sus momentos preferidos y hasta grabando nuestras voces para que perduraran en los ya casi fallecidos audio cassette. 

La verdad quedan pocas mujeres como mi madre. Ella es de la vieja escuela, donde el administrar una casa y tener hijos no era una obligación, era más bien una vocación que a muchas mujeres las hacía sentirse plenas. Razón por la cual yo no entiendo las críticas a aquellas personas que deciden dedicarse a su hogar, como si no hubiera satisfacción alguna en tener y atender a la familia que decidiste formar. Honestamente ser ama de casa es uno de los trabajos más pesados: no hay remuneración, prestaciones o vacaciones. Además tampoco se maneja un horario o turnos. 

Así pues, mi mamá me ha enseñado que la fortaleza de espíritu va acompañada de una sonrisa, de un ejercicio mental donde se ve y se disfruta lo bueno de la vida. Mi mamá, a pesar de los problemas o el cansancio sabe disfrutar un rico bolillo con mantequilla, un chocolate o de la música y el baile. Ella no desquita en nosotros sus frustraciones o enojos, es una mujer admirable con una intuición tremenda y un alma pura, capaz de entender el dolor del mundo y cambiarlo por un sentimiento confortable. Mi mamá es la representación del amor a la vida, a su familia, a la gente del mundo. Mi mamá se identifica con esa frase de la Madre María Eugenia - fundadora de la orden Asuncionista - "El mundo no es lo suficientemente grande para mi amor". Además de eso, es una de las mujeres más sabias que conozco, si quiero saber cómo superar cualquier situación, puedo preguntarle a ella, seguro me dará el consejo más acertado.

La verdad, si un día llego a tener hijos, me encantaría que me recordaran como yo recuerdo a mi mamá. 

Cuando sea grande quiero ser como ella... ¡eso es un hecho! 

lunes, 30 de mayo de 2011

Y los mirones se hacen presentes...

Además de aprender a lidiar con una situación extrema a lo que salud se refiere, los paramédicos también se entrenan en mantener la mente fría con los "espectadores" del accidente-show. Es común que el tráfico se vuelva pesado a causa de un accidente, sin embargo, muchas veces esa lentitud se debe a los conductores curiosos con una necesidad de conocer lo ocurrido, o bien, simplemente deleitarse al ver un golpe, tal vez algún herido.

Menciono lo anterior porque estoy convencida que cada uno de nosotros tiene un pequeño lado morboso que disfruta de ser espectador de las vidas ajenas. Mis vecinos de en frente, de los cuales ya he platicado gustan de ventilar sus peleas, dieron un pequeño espectáculo de cinco minutos el día domingo. Esta vez se estaba gritando por causa de un dinero y una chapa, y ahí estábamos mi mamá y yo viendo desde mi cuarto la discusión. Una vez concluida, nos miramos, dijimos entre risas "al final, ¿a nosotros qué nos importa?". Y así como como lo hicimos, seguramente otros vecinos estaban también en frente de la ventana indiscreta escuchando la discusión, viendo a su pobre niño salir corriendo.

Y lo mismo aplica para las personas amantes de los programas de chismes, de revistas tipo TVyNovelas - la cosa más divertida cuando te vas a cortar el cabello - o TMZ. Al fin de al cabo, pareciera más importante enterarse de una pelea, de un engaño, de una caída, entre otros muchos menesteres, a saber si hicieron bien el trabajo. Incluso la ediciones de Big Brother en México fueron más exitosas con los famosos que con la gente común, por la cuestión de sus historias de vida y las telenovelas que ellos mismos creaban dentro de la casa por culpa de muchos ratos de ocio.

Así pues, es divertido chismear y armar el rompecabezas ajeno, y más divertido es cuando nos damos cuenta de que vamos en el mismo barco y a nosotros también nos puede pasar. 


viernes, 27 de mayo de 2011

Después de los calores...

Ha venido un poco de frescura en el ambiente, lo cual en verdad me alegra. Lo único malo es que ese mismo calor me está cobrando la cuota ya que me duele un poco la garganta debido a que - como dice mi gente - me las tomé muy frías y sin invitar.

He estado comiendo helado, tomando frapés, malteadas y todo lo que se le parezca. Además de eso me he desvelado, descuidado un poco mi comida y aumentado un poco más el estrés. Toda esa combinación me ha traído como resultado una garganta inflamada e irritada. Así que no me queda otra más que cuidarme porque no hay nada peor que enfermarse de gripa en época de calor.

Lo que debo reconocer es que el señor Tláloc ha escuchado nuestras súplicas y el día de antier mandó un poco de lluvia. Ahora ofreceremos un par de bailecitos curiosos para ver si así nos hace el favor de no sólo mandar nubes negras, si no también esa agua refrescante tan bien recibida por nosotros.

martes, 24 de mayo de 2011

El arenero playero

El famoso arenero, ese que te pone arena en los ojos para que se te cierren, se ha hecho presente en estos días. No sólo me provoca sueño, también se lleva la poca energía que me queda. Y creo, en verdad lo hago, que su aliado es el calor.

Para mí, el calor era un sinónimo de libertad, pues podía deshacerme de la cantidad exagerada - no tanto como lo soy yo - de prendas que me acompañan durante el invierno. Así pues, el frío era el antónimo de la diversión y la comodidad, pues me encontraba atrapada entre blusas de cuello de tortuga, suéteres, chamarras y bufandas. En cambio, en el calor podía usar mis faldas, mis blusas y mis sandalias con la tranquilidad de estar cómoda a cualquier hora del día.

La cuestión es que llevamos más de un mes con una onda calurosa que no baja de los 25oC  cuando tenemos suerte y refresca. Estoy tan desesperada con este canijo calor de mínimo 30oC, que he sido capaz de invocar a Tláloc a través de las redes sociales, y pedirle piedad para sus no devotos. ¡Necesitamos agua en la ciudad! 

Así es como el arenero tramposo, haciendo mal uso del calor, provoca gente somnolienta en los camiones, en los carros, en las casas y en cualquier lugar de trabajo. Mientras él usa lentes de sol, unas bermudas rojas con floresotas blancas y una playera tipo polo blanca, yo tengo que utilizar pantalón y alguna blusa "cómoda" que vaya de acuerdo con mi imagen de maestra honorable. Lo imagino bailando agogó ya que logró soltar la arena por toda la ciudad.

En fin, tendré que retarlo llegando a mi casa tomando un segundo baño con agua fría.

Sólo puedo decir.. con esta onda de calor... Arenero agogó ¡te odio!

Tláloc... ¡ayúdanos! 

-- Nota: Mientras escribo, he visto que estamos a 40oC ¡Dios! --

jueves, 19 de mayo de 2011

Caí en la red...

Cuando yo tenía quince años, lo más común era platicar horas por teléfono fijo de casa a casa. Eso de tener celular estaba reservado para gente realmente pudiente - ¡me encanta lo rimbombante de la palabra! -, como eran los empresarios de grandes compañías, o los artistas de la tele o el cine. Además esos celulares, eran verdaderos ladrillos de enorme tamaño color negro o gris. A mí en lo personal, me hubiese dado más pena andar con eso en la mano a ser una usuaria feliz del teléfono fijo.

Mi primer contacto con el Internet fue hasta los diecisiete años, como resultado de la búsqueda de una tarea de Enfisema Pulmonar, y ese tema seguro marcó mi vida porque es fecha en que me acuerdo de él. A pesar de eso, la verdad rara vez entendía ese mundo tan fascinante para algunos de mis compañeros. Fue hasta los diecinueve años que en realidad tuve contacto con los chats y ahí me quedé. Incluso fui usuaria asidua de los famosos bbs, cuando casi llegaban al declive. 

En la actualidad, esta sociedad globalizada ha creado una generación de jóvenes autistas. Pegados a sus celulares touch, livianos, delgados y ligeros, pueden estar conectados todo el tiempo a la red. Así pues, las famosas redes sociales han cobrado fuerza porque explotan esa parte exhibicionista de las personas. Aunque yo era usuaria de los bbs, la verdad es que en ellos imperaban las letras más que las imágenes, y aunque su objetivo originalmente no era ese, se volvieron espacios de intercambio de información e ideas.

En cambio ahora, lo inn está en subir las fotos con los amigos, compartir cada paso que se da al día y crear una serie de interacciones sociales a veces distractoras del entorno. Al grado de ver a dos alumnas en el mismo salón hablando por messenger en vez de hacerlo de viva voz. Y como yo sigo siendo de la vieja escuela, tampoco entiendo mucho el hecho de preferir leer un libro en pantalla en vez de cargarlo en la mochila. 

Los jóvenes actuales, consideran importantes y necesarias las redes sociales, pues además de mostrar los aspectos positivos y un tanto picarescos de su vida, han encontrado en ellas un espacio de expresión. Ya que no sólo une a gente del mismo país, si no a la comunión de ideas de forma global. Antes del Inernet, era un tanto complicado poder hablar con alguien al otro lado del mundo, en cambio ahora, es de lo más común.

A pesar de ser de la vieja escuela, si caí en la red. Comencé con el Hi5, al cual cambié felizmente por facebook, intento encontrarle el amor al twitter y terminé utilizando blogger, para encontrar mi propio espacio de experimentación. Así que yo también comparto fotos, información y momentos perdurables en la red, así como mis opiniones y me entero de los chismes. Todo lo anterior como un sinónimo de innovación y vanguardia tecnológica.

Así que a mí también me ha pasado que he podido descubrir un par de mentirillas piadosas, o ventaneadas, a través de las redes sociales. Curiosamente, la gente olvida que habemos algunas personas a las cuales nos gusta más ser espectadores que protagonistas. Así pues, el día que una de mis mejores amigas olvidó avisarme de una fiesta a la que me había pedido acompañarla, a la cual me aseguró no se había presentado, y vi sus fotos en dicha fiesta, me enojó más haberla cachado en la mentira que la mentira en sí. Así que cuidado, una advertencia, así el Internet sea una herramienta moderna - o posmoderna, dependiendo del gusto de cada quien - lo cierto es que se maneja este principio:

"TIENE DERECHO A GUARDAR SILENCIO PORQUE TODO LO QUE DIGA PUEDE SER USADO EN SU CONTRA"

Tan tan

martes, 17 de mayo de 2011

Acariciando al primer mundo...

Mi colonia es de esas colonias residenciales de hace algún tiempo pero no muy viejas. Tiene una zona verde a la que le llamamos cariñosamente parque. Como buena colonia de antaño, tiene calles pavimentadas y otras con empedrado de piedras de río.

Una peculiaridad de mi colonia es, que a diferencia de los fraccionamientos modernos, es un completo desbarajuste. Hay calles que son como herraduras, algunas cerradas, avenidas que se cortan y vuelven a comenzar - como la mía - y lo más interesante de todo es que ni siquiera los mismos colonos sabemos dónde están las calles, es fácil perder al incauto que se le ocurre preguntarnos.

Además de eso, otra particularidad es el nombre de las calles. Tenemos algunas con tema religioso como Monasterio, Monjes y Sto. Domingo... y de ahí, los nombres no están para nada relacionados pues tenemos Puente de Alvarado, Indio Triste, Moneda, Pajaritos, La Acordada, El Callejón del Beso, Plateros, Vizcaynas, Espíritu Santo, La Joya, Doncellas, y un largo etcétera. Mi papá de plano optó por sacar una ampliación de un mapa que encontró para ayudar a los perdidos.

Por qué platico esto. Pues bien, acabo de enterarme que ya tiene tiempo que una persona común y corriente puede comprar su despensa a través de Internet. Por azares del destino, mi hermana optó por utilizar dicha innovación para nosotros - pues en el primer mundo es de lo más normal - e hizo el pedido a modo express, para que lo llevaran esa misma noche. Por cuestiones de programación nos tocó en el horario entre ocho y nueve de la noche. En la descripción del servicio, decía claramente que iba  a llegar un servicio de taxi con nuestro pedido.

Por ahí de las nueve y media, sonó el timbre como un lamento desesperado y mientras preguntábamos quién era, el joven proveedor seguía tocando el timbre como si estuviéramos sordos. Abrí la puerta y en vez de encontrar un flamante taxi, vi a un jovencito moreno con unas hojas maltratadas en la mano y un carrito de supermercado en frente de él. Después de un saludo (aunque no estoy segura creo que lo hizo), lo primero que hizo fue decir no sabe el trabajo que me costó llegar, me perdí, yo ni soy del departamento de abarrotes pero como estaba cerca me mandaron. Incluso, ante su prisa para irse, nos ayudó a meter las bolsas a la casa. Le pregunté si era de fuera a lo que respondió que si.

Después de media hora de seguir perpleja, lo único que pude pensar es "sólo en México pasan estas cosas". Lo único que puedo hacer es imaginar la escena: Supongo que dijeron, para qué gastar en taxi si la colonia del pedido está atrás del supermercado, hey fulanito de tal ve y entrega el pedido, llévate un carrito si es necesario. Oye sabes dónde está la calle, no, pero ahí preguntas. Seguramente el pobre hombre se introdujo a la colonia y comenzó a buscar la calle, se dio cuenta de que no tenían relación alguna los nombres, seguro siguió caminando por las banquetas de una lado a otro sorteando árboles y gente. Lo imagino preguntando a algún colono o en el oxxo en dónde se encontraba la calle y casi veo la respuesta de perdón, no sabría decirle. Puede ser que haya llegado a la primera parte de mi calle, y viera que la numeración terminaba mucho antes de lo indicado en la dirección. Seguro se preguntó si estaba bien escrita y la leyó una y otra vez en el papel. A lo mejor encontró el retorno que lo llevó a la segunda parte de la calle. Tal vez quiso llorar y lo que si es un hecho es que se la pasó renegando todo el camino. 

En resumen, el carrito del super y empedrado no es una buena combinación, aunado a un mapa no existente en una colonia enredada. Cuando vio mi casa, seguro agradeció haberlo hecho y después se fue a desahogar con su jefe. Así pues, a pesar de la modernidad del pedido, mi gente sigue diciendo hay que ser prácticos.

lunes, 16 de mayo de 2011

Entre alumnos te veas...

Hoy es lunes, un día especial ya que los alumnos tuvieron sus exámenes el fin de semana pasado. Cuando eso sucede, estos chamaquitos - entre 16 y 19 años - hacen del lunes un sinónimo de descanso. Aunque vienen a clase, tienen que arreglar qué materia tomarán o cuánto tiempo les llevará terminar x número de materias en n tiempo. Así pues, estamos en una atmósfera de tremenda flojera, vagancia total y un poco de paz para los maestros.

Los alumnos que me dan más risa son aquellos que vienen a socializar, literalmente, a la escuela. Hay algunos que son alumnos aplicados, donde la mayor parte de la tarde la dedican a estudiar en casa, de tal forma que en la escuela vienen a saludar a sus compañeros, contar las anécdotas del fin y a tratar de convencer a los otros de salir a desayunar.

Lo curioso es cuando esos alumnos en particular se llevan bien con los maestros, entran a todas las clases, sólo a platicar, pero entran y no sacan a nadie. Incluso, si el profesor le está dando explicación a otros muchacho de una materia diferente a la que deben estudiar, entonces se vuelven participativos, responden todas las preguntas y cuando les toque esa materia es más sencillo para ellos.

 Como dije antes, dar clases puede ser frustrante, pero al mismo tiempo, te puedes mantener al día, escuchar sus inquietudes y recordar lo confusa que era la vida a su edad.

domingo, 15 de mayo de 2011

Genio y figura...

Yo recuerdo cuando mi mamá nos hablaba sobre la sugerencia de enseñar a los niños a ser responsables, y no acostumbrarlos a estar detrás de ellos para que hagan su tarea. Mamá lo intentó con nosotros, y aunque somos unos excelente elementos de nuestras instituciones/empresas, la verdad hay hábitos difíciles de combatir. Y uno de ellos es el que me inquieta hoy.

En mi escuela estamos preparando un material de estudio para los alumnos. Dada la cantidad de material, es complicado hacerlo de jalón, por lo cual nuestro ímpetu para trabajar se divide en partes. En mi caso particular, muchas veces tengo la firme intención de terminar la mitad de una materia durante el fin de semana. Y así como los propósitos de año nuevo, la intención se queda sólo en eso.

Así pues, me encuentro en un domingo, trabajando un capítulo a la vez, en lugar de ocho que deberían ser. Mi sobrino de 7 años me preguntó por qué no adelanté el sábado para no trabajar el domingo. A lo que me le quedé viendo y le respondí "tienes toda la razón, debería hacerlo en sábado"

La cuestión es que para mí el sábado es sinónimo de reposo absoluto, solamente interrumpido por una salida a un café, bar o antros según los ánimos de los acompañantes y el bolsillo de la quincena. Honestamente, cuando despierto el sábado, deseo que sean más de las 12 del día y poder descansar en mi cama viendo series de anime o de actores reales. Así pues, el domingo a medio día puede ser que me anime a comenzar con mi labor ardua para mis alumnos un tanto ingratos a veces. En realidad comienzo a las 8 de la noche, y en lo que logro concentrarme, dejo a un lado mis juegos y me pongo a escribir, vengo terminando entre 11 y 12. 

¿Y cómo viene al caso con la costumbre infantil?, pues bien, desde que recuerdo siempre lo he hecho así. En vez de hacer la tarea el viernes para descansar todo el fin de semana, esperaba al domingo para hacerlo. Si en el trabajo, raro el caso pero se daba, era necesario ver pendientes el sábado, decidía trabajarlos durante el domingo. Curiosamente, lo sé bien, es una cuestión de hábitos. Pero dado que el mío viene desde hace como 20 años, es un poco complicado cambiarlo de la noche a la mañana.

Tendré que hacer del sábado el sinónimo del trabajo, y el domingo su antónimo para evitar estar escribiendo lamentaciones en la noche. Si alguien lee mi consejo, no dejen los pendientes al último, es mejor tener paz espiritual. 

viernes, 13 de mayo de 2011

Hablando de enseñanza...

Ahora que me encuentro del otro lado de la batalla, considerando al salón de clases como un campo de guerra, la verdad admiro esa labor de los buenos maestros para sus alumnos. Mi aventura comenzó en el 2002, dando clases en una preparatoria abierta siendo recién egresada. La verdad era yo muy joven y los chiquillos muy traviesos, demasiado vividos para mí. En esa primera experiencia aprendí que los alumnos ven con lupa a los profesores y te van a apoyar o a tratar de quebrar tu autoestima por el simple hecho de poder hacerlo. Aprendí a relacionarme con los muchachos poniendo un poco de distancia y sobretodo aprendí que ellos me enseñaban a mí el canalizar toda la energía en que aprendieran.

Dejé de dar clases en un salón - las regularizaciones son aparte - desde el 2005 y apenas regresé en el 2010, igual a una preparatoria abierta. Con el paso de los años y la experiencia obtenida en mis diversos trabajos, veo desde otra perspectiva el enseñar aquí. La escuela es pequeña, va en vías de crecimiento y los alumnos, a diferencia de otros que he conocido, son traviesos pero de mente sana, sin tanta malicia. 

La labor de un maestro, en especial con este tipo de alumnos, puede llegar a ser un tanto frustrante. Llego todos los días con mi pastilla de paciencia, a ver si logro que el efecto me dure más de una hora, a veces me conformo con 15 minutos, y pueda ayudar a mis estudiantes a salir adelante. La cuestión con ellos, es que ven como una pérdida de tiempo estudiar y prefieren divertirse. Siendo ese el caso, sería genial que no asistieran al salón, pero si vienen a clase con la firme intención de socializar y alborotar a los otros alumnos. Así pues, después de un año de asistencia, los gritos, regaños o llamadas de atención ya no surgen efecto. 

Afortunadamente existen los jóvenes a quienes sí les interesa estudiar, le echan ganas, exigen tu atención y te permiten entrar un poco a sus vidas. Siendo maestra, no sólo he visto la parte pedagógica, sino también la emocional. Y la verdad, espero que a alguno de ellos haya yo podido darles un poco de esa sabiduría que me compartieron mis maestros a mí. 

Lo más satisfactorio para mí es cuando después de mucho esfuerzo, logran pasar su materia y ellos sonríen porque saben cuánto costó, y eso también refleja mi propio esfuerzo por enseñarles. Espero, en verdad, que haya podido sembrar una semillita buena en alguno de ellos, y que se acuerden de mí con una sonrisa.

¡Felicidades Maestros!