viernes, 26 de agosto de 2011

El león comparte tiempo con la virgen...

Yo no soy una persona muy esotérica: No conozco a todos los signos, no sé cuál sea su carácter, ni tampoco entiendo cómo se calcula el ascendente, y a menos que sea de mi signo  - y por mera diversión - no sé cuál es la compatibilidad de los signos. En cambio, si puedo decir, que es bastante divertido buscar las coincidencias de las descripciones zodiacales con las actitudes de las personas. Es más, una vez por mero ocio, leí un libro de una escritora llamada Linda Goodman, en donde dedica todo un libro a explicar la compatibilidad de signos, y me pareció de lo más divertido comprobar el sentido infantil y volátil de los gemelos - o sea yo -, lo cual utilizo a veces de pretexto para justificar mis ganas de molestar gente.

Y así como hay alegres coincidencias en las descripciones, hay otras coincidencias, tal vez no tan extraordinarias, que son un tanto llamativas. Un ejemplo de ello son mis propios hermanos. Mi hermana  menor, nació justo una semana antes que mi hermano menor, aunque con cuatro años de diferencia, razón por la cual cuando éramos niños les celebraban el mismo día en la casa de mi abuelita, porque además tocaba en vacaciones de la escuela.

Mi hermana, según dice la Goodman, es una mujer que brilla con sólo entrar a una sala. Muestra su lado más dulce y sonriente, encantadora, atrae a todos con su manera de ser y de platicar. Si no ve acción, o bien, si la ocasión lo amerita, ella es el centro de la fiesta, la guía de la parranda y la animadora. Tiene un ego bastante grande, y cuando la hacen enojar, sus rugidos te obligan a escuchar su punto de vista. Es una persona pragmática, y lo que más me gusta de ella, es que no se encierra en problemas, siempre encuentra la forma de superar todo para ser más feliz. Posee un lado extraño. Aunque por fuera es una mujer fuerte, bien parada en su realidad y sabedora de lo que quiere, por dentro es una pequeñuela (su palabra preferida) deseosa de chiqueos y cariño. Como dirían en mi país, tiene corazón de pollo. Sólo pido de favor ella no se entere de mi confesión, o habrá un puré de gemelos.

Por otro lado, mi hermano es un ser intelectual según la sabía autora Linda Goodman. Es una persona a la que no se le puede mentir tan fácilmente porque su mente trabaja a una velocidad sobrenatural, atando cabos y poniendo atención a cada una de las palabras que se dicen. Además es quisquilloso, completamente pulcro en su persona y muy inteligente. Honestamente, si no fuera mi hermano, caería fácilmente en su encanto camaleónico. Es de carácter fuerte, sin embargo, cuando necesita o simplemente desea algo, es un joven encantador de voz suave - bueno, lo que su gravedad le permita - y sonrisa infantil, se transforma en tu persona preferida desde cualquier ángulo para lograr su cometido. Si yo quisiera saber cómo ir vestida a algún evento, volteo a verlo: sabe exactamente qué estilo ponerse de acuerdo al lugar y a los asistentes. Extremadamente realista, a veces raya en el pesimismo, es muy formal en lo que al trabajo se refiere. De igual manera, si se enterara de que he revelado parte de su secreto, la virgen sería una amazona enojada y me dispararía una flecha.

Ambos pelean por ser el menor consentido de mis papás, desde que mi hermano nació. Aunque son rivales, y no sé si es porque nacieron en el mismo mes, comparten un extraño sentido del humor bastante negro. Además poseen un raro tino para estar en el momento más embarazoso de su hermana mayor. Como aquella vez donde yo bailaba de manera bastante ridícula al ritmo de "...yo quiero tener un millón de amigos", o en el festival de la escuela cuando intenté tocar "Lamento boliviano", deteniéndome cada dos pisadas para ver mis dedos y todar la siguiente pisada. Son cómplices cuando de maldades se trata y lo más chistoso, ellos casi no hablan pero saben cómo ponerse de acuerdo para apenar a los demás.

Así pues, la leona y la virgen han logrado coexistir de una manera interesante. Ya veremos si permiten a los gemelitos hacer algunas travesuras también.