martes, 27 de diciembre de 2011

Entre fiestas me veo...

En la época de fin de año es gracioso ver cómo se dividen los personajes. Unos aman estas fechas porque significan fiestas, regalos, excesos aparentemente sin culpa. Para otros, es tiempo de transpirar su frustración, las ganas de gritar porque están o se sientes solos, o simplemente las ganas de hacerle pasar un mal rato a los demás para hacerlos sentir ese sufrimiento que cargan sobre sus hombros. 

Para mí, es sinónimo de una semana de relajación, de comer delicioso, recibir puros buenos deseos y estar a gusto con mi familia. El punto a resaltar son las hermosas vacaciones a las que me hago acreedora gracias a mi labor en alguna institución educativa en este país, ¡he dicho!

En casa, mis tradiciones favoritas son:

  • Comer espaguetti o rabioles con el sazón de mi mamá o de mi abuelita. La verdad les queda mejor que en el restaurante más caro del mundo -el cual por cierto no he visitado y no sé cuál sea, y no me importa ser barbera si voy a volver a comer el siguiente año estas delicias-
  • Me gusta el pavo con adobo y la pierna rellena de mi abuelita.
  • No comer bacalao o romeritos -a lo mejor soy la excepción a la regla porque en verdad agradezco no comerlo todos los años-
  • La ensalada de manzana, entre más sea mejor. 
  • Cuando vamos a la casa de mi abue, amo los pasteles que mi tía compra en "Palmeros", ¡esos sí son pasteles!
  • A pesar de mis quejas por la música, adoro escuchar a cantantes como Rocío Dúrcal, Juan Gabriel, José Alfredo Jiménez, o bien, los géneros de salsa, cumbias, merengues, o lo que se le parezca... eso quiere decir que estamos en familia, escuchando la misma música de mi infancia.
  • Cuando está la familia completa, me gusta la actitud de el que se lleva se aguanta o todos contra todos. Así como te burlas de alguien, después se van a burlar de ti. Es un buen entrenamiento para las batallas en el mundo de afuera: Si así te trata tu familia, qué puedes esperar de los demás. 
  • Comer el recalentado en el campo de guerra con toda la flota. Las tortas de pavo adobado con frijoles son lo mejor. 
  • Una de mis preferidas es ir al cine el día 25 y el día 1o en familia. 
En definitiva, creo ser muy simple en ese aspecto, prefiero disfrutar o saborear los pequeños detalles, las tradiciones simples. Me gustan estas fechas, insisto, por el descanso, la comida y la familia. 

lunes, 26 de diciembre de 2011

Los filósofos de la vida...

En realidad debería estar diseñando mis evaluaciones finales, en vez de eso, prefiero ver una película de acción y escribir sobre algunos filósofos que he conocido, a los cuales denominaré callejeros por mera comodidad.

Normalmente, las personas escuchan la palabra filosofía o filósofo y en seguida piensan como sinónimo aburrido, complejo, o bien, medio surrealista (por no decir fumado). A mí me gusta pensarlos como personas con una visión extraordinaria, capaces de entender lo signos del universo. Los imagino como quienes pueden leer entre líneas la naturaleza que los rodea. Los griegos aseguraban que entendiendo a la naturaleza, se podía comprender al universo y eso tal vez sea cierto.

La cuestión es que el otro día estaba yo sentada con un maestro colega, y él me hablaba de su niñez, su adolescencia dentro de un barrio-vecindad, de sus visitas a las cantinas y lo divertido de ellas. Me platicaba que una vez, en otro estado, había entrado a una y se sentó a tomar su cerveza en la barra. En el lugar también había una pareja y un músico con guitarra aderezando su momento. Después, según me contó, llegó otro músico argentino con un acordeón para seguir amenizando el lugar. Había magia en el momento, en disfrutar la cantina, el alcohol y el romance. Según él, a los muchachos actuales les hacen falta lugares así para disfrutar de la vida, sin la inmediatez que los envuelve. Eso me recordó a aquel autor que dedicó un par de poemas a su cantina preferida, la cual funcionó como musa en su labor artística. 

El otra ocasión, un maestro de literatura nos habla sobre una verdad universal dicha por un borracho (los mejores filósofos si me permiten decirlo): "La verdad es relativa, pero la neta, la neta es absoluta". Ante esa sabiduría callejera, ¿qué puede decir uno?, a los cuates hay que hablarles con la neta, a la cara, con el corazón en la mano, mientra la verdad es una cuestión más bien diplomática, no es de brothers, es de simple conocidos. Las cuestiones metafísicas bien entran en este rubro. Me divirtió la aclaración de aquel muchacho debajo de la venta de mi maestro, me pregunté entonces cuántas cuestiones más surgirían al calor de las copas y quedan bailando con el viento, siendo escuchadas solamente por los árboles. 

Así pues, creo importante tener la mente abierta y escuchar lo que otros tiene para compartir acerca de su visión del mundo, de su historia de vida. Los filósofos callejeros están ahí presentes en todos lados siendo las personas más entretenidas del mundo, sólo necesitan alguien que se anime a contar su historia.