México
está dividido, completamente fragmentando. Es un país herido y con mala
memoria. Es un país en donde la gente se acostumbra a vivir mal: sin
información, con crisis económica, sin seguridad. En mi país, por ejemplo, han
muerto nueve periodistas en lo que va del año en el estado de Veracruz, lo
cual es irónico siendo que en México las personas no poseen el hábito de
lectura.
Hace
poco vi un video en donde dice que la gente teme a su gobierno cuando es el
gobierno quien debería temerle a la gente. ¿Por qué hablo de esto?, pues
bien, el 1o de julio participé en las elecciones como funcionaria de casilla,
lo cual al principio no me había encantado para nada. Estaba demasiado
preocupada por estudiar mi propedéutico para la maestría como para dedicarle
mucho tiempo a la lectura de los manuales de las elecciones. Afortunadamente mi
curso terminó días antes del proceso electoral y después pude enfocarme en
ellas.
En
mi caso fue una tarea sencilla, ocupé el rol de escrutador, es decir, quien
hace las cuentas. Llegué un poco tarde a la cita, apoyé en todo lo que pude y
pasé mucho tiempo parada, ayudando a organizar a los votantes. En mi colonia,
la gente suele ser participativa y tranquila para votar. Tuvimos un 80% de participación,
lo cual va por arriba de la media nacional. Querétaro, la ciudad en donde vivo,
obtuvo cerca de un 70% de participación ciudadana, sobre el 63% de
participación a nivel nacional.
La
casilla estuvo llena de observadores y representantes de partido. Todos al
pendiente de la limpieza del proceso. Pero como dijera una de ellos, nos tocó
la película bonita con un final feliz. Me gustó ver el compromiso de los
ciudadanos al hacerse cargo de su rol, la importancia de estar dentro de la
casilla, el hecho de encontrar vecinos agradables, colaborativos. Nos
proporcionaron un pequeño pago para comer, pero la verdad, es simbólico pues la
responsabilidad es enorme. En mi colonia no hubo incidentes, sin embargo, en
otro tipo de colonias, en otros estados, el proceso estuvo plagado de anomalías
e irregularidades a las cuales la H. institución del IFE simplemente decidió
ignorar.
PRI
vs PRD, la oligarquía (gobierno para beneficiar a un grupo privilegiado) vs la alternancia
de la izquierda. Era una discusión que se veía venir, y al final, con todo el
aparato que los caracteriza, ganó la oligarquía, regresó la dictadura perfecta
a mi país. El resultado no me gustó, por eso estuve de luto como tres días. La
verdad. Enrique Peña Nieto dista de ser un gobernante deseable: Inculto,
intolerante, misógino, poco hábil para el manejo de crisis. Después me resigné
porque yo sí viví con el aparato detrás del PRI y al parecer México, aunque
está cambiando, todavía es joven, no está listo para dejar a un lado "lo
malo por conocido".
No
todo está perdido, algo interesante es el movimiento estudiantil llamado #Yo
Soy132, en donde ya se organizaron para difundir información en medios de
comunicación “alternativos”. Se dedican a movilizarse, documentando todo lo que
hacen, para después darlos a conocer a través de las redes sociales. Debo
aceptar que me emociona mucho porque yo sí fui de esas estudiantes apáticas con
la política. Iba a votar porque era lo que se esperaba de mí, era parte de mi
rol como ciudadano, sin estar realmente convencida de hacerlo. Ahora en cambio,
aprecio la importancia de que en México la gente comience a ser consciente de su
poder en las urnas. Me gusta ver el interés de muchos jóvenes en la información,
me gusta ver cómo comienza a germinar la semilla del compromiso dentro de
ellos. Me divierte ver que no pueden parar el cambio los políticos, porque el cambio, lo
comprendo ahora, se da en cada ciudadano.
Como
dije, creo que México todavía está en pañales y tal vez no esté listo para
asumir la verdadera responsabilidad de una evolución, de una alternancia. Todavía hay mucho que aprender pero ahí la
llevamos. Yo sólo espero que no nos vaya tan mal con nuestro ahora presidente y
que esta famosa “primavera mexicana” no se quede en el olvido.