domingo, 15 de julio de 2012

El luto se viste de resignación...


México está dividido, completamente fragmentando. Es un país herido y con mala memoria. Es un país en donde la gente se acostumbra a vivir mal: sin información, con crisis económica, sin seguridad. En mi país, por ejemplo, han muerto nueve periodistas en lo que va del año en el estado de Veracruz, lo cual es irónico siendo que en México las personas no poseen el hábito de lectura.
 
Hace poco vi un video en donde dice que la gente teme a su gobierno cuando es el gobierno quien debería temerle a la gente. ¿Por qué  hablo de esto?, pues bien, el 1o de julio participé en las elecciones como funcionaria de casilla, lo cual al principio no me había encantado para nada. Estaba demasiado preocupada por estudiar mi propedéutico para la maestría como para dedicarle mucho tiempo a la lectura de los manuales de las elecciones. Afortunadamente mi curso terminó días antes del proceso electoral y después pude enfocarme en ellas.

En mi caso fue una tarea sencilla, ocupé el rol de escrutador, es decir, quien hace las cuentas. Llegué un poco tarde a la cita, apoyé en todo lo que pude y pasé mucho tiempo parada, ayudando a organizar a los votantes. En mi colonia, la gente suele ser participativa y tranquila para votar. Tuvimos un 80% de participación, lo cual va por arriba de la media nacional. Querétaro, la ciudad en donde vivo, obtuvo cerca de un 70% de participación ciudadana, sobre el 63% de participación a nivel nacional.

La casilla estuvo llena de observadores y representantes de partido. Todos al pendiente de la limpieza del proceso. Pero como dijera una de ellos, nos tocó la película bonita con un final feliz. Me gustó ver el compromiso de los ciudadanos al hacerse cargo de su rol, la importancia de estar dentro de la casilla, el hecho de encontrar vecinos agradables, colaborativos. Nos proporcionaron un pequeño pago para comer, pero la verdad, es simbólico pues la responsabilidad es enorme. En mi colonia no hubo incidentes, sin embargo, en otro tipo de colonias, en otros estados, el proceso estuvo plagado de anomalías e irregularidades a las cuales la H. institución del IFE simplemente decidió ignorar.

PRI vs PRD, la oligarquía (gobierno para beneficiar a un grupo privilegiado) vs la alternancia de la izquierda. Era una discusión que se veía venir, y al final, con todo el aparato que los caracteriza, ganó la oligarquía, regresó la dictadura perfecta a mi país. El resultado no me gustó, por eso estuve de luto como tres días. La verdad. Enrique Peña Nieto dista de ser un gobernante deseable: Inculto, intolerante, misógino, poco hábil para el manejo de crisis. Después me resigné porque yo sí viví con el aparato detrás del PRI y al parecer México, aunque está cambiando, todavía es joven, no está listo para dejar a un lado "lo malo por conocido".

No todo está perdido, algo interesante es el movimiento estudiantil llamado #Yo Soy132, en donde ya se organizaron para difundir información en medios de comunicación “alternativos”. Se dedican a movilizarse, documentando todo lo que hacen, para después darlos a conocer a través de las redes sociales. Debo aceptar que me emociona mucho porque yo sí fui de esas estudiantes apáticas con la política. Iba a votar porque era lo que se esperaba de mí, era parte de mi rol como ciudadano, sin estar realmente convencida de hacerlo. Ahora en cambio, aprecio la importancia de que en México la gente comience a ser consciente de su poder en las urnas. Me gusta ver el interés de muchos jóvenes en la información, me gusta ver cómo comienza a germinar la semilla del compromiso dentro de ellos. Me divierte ver que no pueden parar el cambio los políticos, porque el cambio, lo comprendo ahora, se da en cada ciudadano. 

Como dije, creo que México todavía está en pañales y tal vez no esté listo para asumir la verdadera responsabilidad de una evolución, de una alternancia. Todavía hay mucho que aprender pero ahí la llevamos. Yo sólo espero que no nos vaya tan mal con nuestro ahora presidente y que esta famosa “primavera mexicana” no se quede en el olvido.