A veces escucho comentarios,
con cierta connotación negativa, sobre alguna persona que pudo obtener una
oportunidad gracias a sus conexiones. Por mi parte prefiero ser prudente con
dichos juicios de valor. En lo personal considero interesante la forma en la
que se puede sacar cierto provecho de las redes sociales, y no me refiero a las
relacionadas con las nuevas tecnologías,
me refiero a los círculos cercanos a cada ser humano.
Mientras estudiaba fui
testigo de todo tipo de compañero. Desde aquel preocupado por sacar la nota más
alta en absolutamente todas las materias, hasta el otro extremo, quien pasaba
porque sus amigos lo incluían en los trabajos aunque no hubiera aportado más
que apoyo moral a la causa en común.
Ya una vez insertados en el
mundo laboral, o por lo menos cuando lo intentábamos vehemente, me di cuenta de
un pequeño detalle. El ser poseedor de cierto promedio escolar no es sinónimo
de obtener empleo, el tener el título de alguna escuela reconocida tampoco es
sinónimo de oportunidades ventajosas. Cierto es que ayuda, pero no te resuelve
la vida.
Esos compañeros parranderos,
poco interesados en los estudios no así en fomentar la vida social, fueron
quienes pudieron colocarse más rápido en buenos puestos. No en todos los casos
hubo la estabilidad suficiente para mantener el empleo, sin embargo, eran a los
cuales estaban contratando. El pequeño detalle es que las redes sociales pueden
ser más efectivas que un excelente desempeño escolar.
Yo he podido disfrutar en
algunos casos de sus bondades. Amigos míos, exjefes, o bien, familiares, me han
recomendado en algún lugar para obtener algún puesto. Obviamente depende de mí
obtener dicho puesto y además mantenerme en él. Es respetable reconocer la
labor de las personas que sin esas recomendaciones han logrado una carrera
profesional respetable, sin embargo, desde mi punto de vista muy particular, el
poseer una red te puede impulsar más rápido y más alto.
No se trata de conocer a las
personas solo con un fin utilitario, simplemente de hacerse presente y que esas
personas conozcan también las capacidades y habilidades profesionales que cada quien posee. En otras
palabras, así como me pueden ayudar, yo puedo ayudar a alguien si conozco sus capacidades
y confío lo suficiente en esa persona como para recomendarla. Es una carretera,
diría mi padre, de voy y vengo.
Así que espero, cuando mis
alumnos vean que da resultados ir a fiestas y conocer a mucha gente, recuerden
mi recomendación: “Estudien sí, es importante preparase, pero también háganse
visibles, que los conozcan, vayan a fiestas y diviértanse”. Así como en la
publicidad, la promoción más efectiva sigue siendo la de boca en boca.