jueves, 29 de enero de 2015

Sobre esquemas mentales y bloqueos.



El día de hoy platicaba con mis alumnos sobre las dificultades que puede representar escribir un guión, aunque en realidad esas dificultades se presentan para escribir cualquier clase de texto. En primer lugar, cada persona posee diferentes formas de expresarse, en mi caso, la escritura es una especie de refugio. A través de las letras puedo viajar, explorar el mundo, mi mundo, jugar con las realidades, crear universos. Escribir para mí es parte de mi vida, razón por la cual cuando dejo de hacerlo por gusto, me siento extraña, algo me falta y la melancolía llega. 

En parte por eso decidí escribir en un blog, por un lado significa compartir un poco acerca de mi visión muy particular, nada peculiar, del mundo. Por otro lado, me ayuda a entretenerme, a jugar con mis expresiones, a pensar que posiblemente una persona lea esto y pueda identificarse un poco con mi visión. También lo hago, he de aceptarlo, como una práctica de vida. Cualquier habilidad se oxida si no le sacas provecho, no quiero perder la mía. 

Regresando a mis alumnos, una chica se “agitó” (en este caso, sinónimo de apenó) porque comencé a corregir sus diálogos. Resulta ser que escribe sobre policías, ella decidió que uno dijera una grosería pero no la escribió completa y después no volvió a mencionarlas. Eso le da poca coherencia a su historia, el diálogo del personaje debe reflejar su personalidad no la del escritor, y ese es un problema bastante común. Entonces comencé una plática para tranquilizarla acerca de por qué es tan difícil escribir un diálogo, de cómo a pesar de los años yo tampoco los utilizo mucho por lo mismo y cómo escribir refleja los esquemas mentales. Liberarse de la autocensura y tabúes es una cosa seria.

Y recordé, en mi caso, a pesar de las apariencias – según me han dicho parezco muy extrovertida y bastante sociable –, tengo una serie de bloqueos interesantes con respecto a ciertos temas, lo cual me ha dificultado poder darles un giro más “realista”, si eso es posible, a mis propios cuentos. Mis tramas suelen ser complejas pero los personajes casi no hablan. Y existe un tipo de trama en especial que me cuesta demasiado trabajo: El erotismo.

No hablo de ese erotismo que en realidad es más bien una forma sutil de pornografía ya que no es tan gráfica. No, hablo de ese erotismo en donde se puede describir una serie de emociones extravagantes, locas, exageras que llevan a algún tipo de placer. Hablo de esa forma de escribir en donde entiendes por qué un simple roce de los dedos puede llevarte a mundos inimaginados. Algo como donde puedes ponerte en la piel del personaje y eres capaz de asimilar el mundo con sus sentidos.

Quisiera mencionar ejemplos pero temo quedarme corta o demasiado expuesta sobre mis gustos personales. En fin, puedo mencionar solo para ubicar a qué me refiero. En “Aura” de Carlos Fuentes, el personaje principal conoce a una joven, se emociona con ella, se obsesiona de una forma sutil, interesante. La forma en que describe a la joven permite entender por qué el protagonista se encandila con ella, por qué la necesita y la desea. El final es simplemente genial y la novela una joya porque además está escrita en segunda persona.

Por otro lado, podemos tener el romanticismo de Neruda o Sabines, sin embargo, hay un poema de Oliverio Girondo llamado “Poema 12”. El poema juega con imágenes, no narra nada, en realidad cada verso está conformado por tres acciones, por ejemplo, “se aletargan, fallecen, se reintegran,”, tres simples acciones que permiten crear y tal vez recrear la escena. Es un poema bastante gráfico de una manera por demás etérea. Y como esos dos ejemplos, hay muchos. Quiero pensar que esos escritores encontraron una forma interesante de expresarse pero a la vez tuvieron algún problema con un tema o bloqueo como él que yo tengo. Al fin de a cabo, los genios también son humanos.

miércoles, 21 de enero de 2015

Un nuevo comienzo...

Es enero de 2015... 
                                 ya han pasado cuatro años.