Hoy
quisiera sentirme poeta, de esos que logran perderse en el infinito de sus
propios pensamientos. Quisiera ser los suficientemente romántica como para revivir
una realidad alterna más común, más tranquila, más sin chiste. Y es que, según
dicen, los golpes de la vida te hacen grande, los golpes de la vida te hacen
apreciar aquello que es lo más valioso, aquello no material más importante.
Hoy
quisiera ser una de esas guerreras aferradas a la vida, que no se conforman con
haber nacido para ver qué pasa. No, quisiera ser una de esas guerreras que
poseen magia en su interior, que son capaces de crear mundos, de cambiar
mentes, de tocar el cielo con la fuerza de su voluntad.
Sé
que el mundo está delante de mí, sé que está ahí abriéndome los brazos,
esperado que le haga caso. Pero el mundo, también, me rechaza, me hace sentir
que soy y no soy parte de un plan maestro. Quisiera conocer ese plan maestro
para entender mi papel en esta obra absurda.
¿Puede
haber más absurdo que el intento ingenuo de simplificarlo todo a un puñado de
explicaciones y leyes?, Es absurdo querer encerrarse en lógicas cuando todo es
una paradoja extraña, una paradoja que precisamente es hermosa por caótica.
Hoy
quisiera ser capaz de leer todas las señales de los campos. De traducir los
olores, de entender los colores, de tener ojos en la mente. Quiero conocer mi
futuro y a la vez prefiero estar protegida por la ceguera del tiempo. Hoy
quisiera ser capaz de fraccionarme y regenerarme. Hoy quiero ser todo y nada.
Hoy... quisiera sentirme poeta.