jueves, 7 de julio de 2016

Aquello llamado proyecto de vida...



Mi hermana se la pasa viajando la mayor parte del tiempo, también es normal que se la pase hasta tarde desarrollando sus famosos entregables, es consultora por cierto. Le va bastante bien, la verdad es que se puede dar algunos lujos como viajes a lugares exóticos pero muchas veces le he bromeado que si estuviera casada, ya la habrían divorciado, eso lo pienso cuando paso por ella y todo el trayecto lo utiliza para atender múltiples llamadas de sus subordinados. Le encanta mandar, es leo. 

En mi caso, he decidido ser un poco menos afortunada con el sueldo, la verdad es que siempre lo ando estirando (debo aceptar que poco tiene que ver con una situación precaria, lo que sucede es que me doy lujos que no puedo pagar si no es con un crédito, como la mayoría de las personas en este país hermoso), porque prefiero tener más tiempo para mí. Tiempo para ver televisión, ir al cine, salir a tomar el café o bien, para practicar el hermoso arte del ocio. En mi caso, me sienta mal el estrés, no sé manejar la presión. 

Precisamente hoy, un maestro dio una plática sobre incertidumbre laboral y decía que el equilibrio entre la vida personal, el trabajo, la familia y las expectativas de vida pueden ser una misión imposible. Y es verdad, mis expectativas han sido derrumbadas varias veces. El diablo se ha dedicado a descomponer por completo mis planes de vida. Podría enforcarme en todo lo que no he obtenido en este tiempo, sin embargo, haré un ejercicio optimista, en donde piense en mis pequeños logros como grandes triunfos. 

Ciertamente no estoy casada a mis 37 años, no tengo hijos, apenas me hice de un trabajo estable con algunas prestaciones. Mi patrimonio consiste, básicamente, en mi educación, mis libros y mis juguetes tecnológicos a los que he bautizado como “herramientas de trabajo”. Es hora de sentar cabeza… dicen. A cambio de eso, he trabajado en lugares donde aprendí mucho, he desarrollado conexiones, me he ido de fiesta, he crecido como persona. Estoy en vías de volverme alguien culto. Estudié mi maestría, he podido viajar y estudiar en el extranjero, he conocido otras culturas, su comida, su baile, su idioma. He volado con el tiempo, me han roto el corazón, he comprobado de lo que soy capaz para cuidarme. En pocas palabras, he vivido. 

Me encantaría cumplir con todas las cosas que esperan los estudiantes actuales, al menos según el maestro: Buen trabajo, con un ingreso excedente, familia, vida personal y fama. Ciertamente es complicado. Le concedo razón es su conclusión. Es importante enfocarse en un aspecto realista al cual podamos sacarle provecho y sentirnos bien. Así que ahora decreto que he de sentar cabeza, he de comenzar un ahorro y he de vivir tranquilamente en un lugar… tal vez en algún momento de la vida. Por lo pronto, a crecer, a aprender y a divertirme.