El
otro día, como buena estudiante, puse empeño en diseñar una exposición digna de
un alumno de maestría. Aunque el resultado fue decente, la verdad no siento que
me haya lucido, y más cuando no asistieron la mitad de mis compañeros. A pesar
de que mi ego no se infló tanto como yo hubiese querido – si, lo acepto,
también tengo vanidad – redescubrí una de las cosas que más me gustan: La
publicidad.
Cuando
me alejé de mis raíces de comunicación para comenzar en vasto mundo de la
política, olvidé un poco la razón por la cual había optado por la comunicación como
vocación en la vida.
Para
esta exposición tuve que tratar sobre un libro que, en pocas palabras, hablaba
sobre un estudio neoinstitucionalista, tomando a las instituciones como reglas del juego y así analizar el por
qué en un país, un mismo proceso democrático se vive diferente para las
regiones que lo conforman. La cuestión es muy política, muy actual y muy
estudiada, y un tanto aburrida para mí.
Entonces,
para mi exposición decidí comenzar contrastando comerciales publicitarios de
oriente y occidente, para de ahí seguir con la estructuración del marco teórico
del libro que me había tocado exponer. Lo importante, para mí, no es tanto el
hecho de cómo ligué ambos temas, sino la razón por la cual me gusta la
publicidad.
La
comunicación es un proceso presente en todos los ámbitos, la comunicación es la
base del conocimiento, del aprendizaje, del poner en común ideas. Así pues, la
comunicación tiene en su punto de partida a la persona. Y eso es lo que me
gusta de mi carrera, tratar con personas, el poder explorar un poco de su
psique y comprenderlas, me gusta entablar conversaciones, me gusta estudiar los
casos en donde se ha dado un proceso de comunicación efectivo, capaz de llegar
de manera adecuada a su audiencia.
La
publicidad contiene creatividad, estudios, estrategias, representa además a una
marca y el trabajo de mucha gente. Eso también lo ligo con otros temas como
podría ser el arte. En qué momento una persona pudo concretar una idea
abstracta en un producto llamativo, en algo concreto. Me pregunto cómo se puede
tocar la emoción de alguien para que ese alguien pueda abrirse y acepte la
propuesta del creativo.
La
comunicación es variada, rica, es un reto a veces. La comunicación es un mundo
juguetón, a veces serio, es cambiante, un tanto voluble y a veces caprichosa.
La comunicación es divertida, muy divertida. En verdad me da gusto saber que
todavía amo mis raíces, que todavía me emocionan y que todavía soy capaz de
buscar-encontrar los signos presentes en todos los mensajes. ¡Definitivamente
es divertido!
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