domingo, 6 de noviembre de 2011

Entre brujas y muertos...

A diferencia de otros países colonizadores, España procuró (no sé si a propósito o no) una sociedad en donde se combinaron razas, ideas, sueños, religiones, comida, entre otras muchas cosas. Las famosas castas, dice la historia, surgieron debido a una necesidad peninsular de mantener la “sangre pura” de sus colonizadores. Después de la independencia, dicha limitante desapareció, dando lugar a una sociedad hoy mestiza.

En lo personal me da mucha risa cuando escucho paisanos hablar de su ascendencia italiana, española o alemana. Si estudiaran un poquito de historia, sabrían que eso es lo más normal en nuestro país. No creo que más allá de algunas comunidades, exista en realidad una línea de sangre pura.

Así pues, ese mestizaje se refleja en diferentes aspectos de nuestra vida. Uno de ellos es la comida, en donde la tortilla española se come tipo omellet, con tortillitas de maíz y salsa de chiles toreados. Otro de los aspectos curiosos a mi parecer es la celebración de Día de Muertos.

Dicen las buenas costumbres aborígenes que el 2 de noviembre nos visitan nuestros antepasados. Para ayudarlos en su viaje, nosotros, como buenos mortales, alzamos un altar con su foto y todas las cosas que disfrutaban en vida. De esta forma, les rendimos homenaje y ellos pueden continuar su regreso a casa satisfechos.

¿En dónde se encuentra el mestizaje?, bueno, los españoles nos dejaron en paz después del principio “América para los americanos”, pero los gringitos se han propuesto invadir el mundo con una serie de celebraciones inventadas, Dios sabe de dónde, y una de ellas es Halloween, con supuesto origen en cultos paganos. 

Honestamente, no soy una persona amante de los disfraces, por lo tanto no estoy al pendiente de esta fecha. En cambio, he conocido gente que planea durante un año cómo se va a vestir el 31 de octubre. Es curioso, una de las fiestas más conocidas en mi universidad (porque al parecer hasta gente de fuera venía) era la famosa "Fiesta Monstruo", en donde los hombres aprovechaban para ser mujeres, o las mujeres se volvían dominatrix (y después lloraban porque los demás pensaban que no era sólo un disfraz) y yo me engenté en mi traje de indígena, la única vez que me aparecí por ahí.


Se me hace la cosa más divertida ver cómo piden dulces o dinero el día de Halloween a modo de broma y después van al cementerio para escuchar al mariachi y recordar a los difuntitos. Por otro lado, esta unión ha traspasado fronteras. Muchas de las películas del vecino norteño comparten nuestra tradición, la cual curiosamente se celebra todo el año y siempre hay marionetas de catrinas envueltas en procesiones. Diría el maestro Paz, el gringo respeta a la muerte mientras que el mexicano la hace su comadre. 


En lo personal, disfruto mucho el día de muertos. Me encanta ver cómo preparan los altares, conocer quién es el personaje importante, el olor de las flores. Me encanta la magia, la unión de la costumbre, la evolución de ella. Amo formar parte de esa historia, y aunque nosotros no ponemos un altar en forma, espero que mi abuelito disfrute su comida, incluyendo el postre, que le deja mi mamá cada año sin falta. Creo que es hermoso tener una tradición que le rinda homenaje a aquellos que nos dejaron atrás y fueron parte importante de nuestra historia. 



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