lunes, 26 de diciembre de 2011

Los filósofos de la vida...

En realidad debería estar diseñando mis evaluaciones finales, en vez de eso, prefiero ver una película de acción y escribir sobre algunos filósofos que he conocido, a los cuales denominaré callejeros por mera comodidad.

Normalmente, las personas escuchan la palabra filosofía o filósofo y en seguida piensan como sinónimo aburrido, complejo, o bien, medio surrealista (por no decir fumado). A mí me gusta pensarlos como personas con una visión extraordinaria, capaces de entender lo signos del universo. Los imagino como quienes pueden leer entre líneas la naturaleza que los rodea. Los griegos aseguraban que entendiendo a la naturaleza, se podía comprender al universo y eso tal vez sea cierto.

La cuestión es que el otro día estaba yo sentada con un maestro colega, y él me hablaba de su niñez, su adolescencia dentro de un barrio-vecindad, de sus visitas a las cantinas y lo divertido de ellas. Me platicaba que una vez, en otro estado, había entrado a una y se sentó a tomar su cerveza en la barra. En el lugar también había una pareja y un músico con guitarra aderezando su momento. Después, según me contó, llegó otro músico argentino con un acordeón para seguir amenizando el lugar. Había magia en el momento, en disfrutar la cantina, el alcohol y el romance. Según él, a los muchachos actuales les hacen falta lugares así para disfrutar de la vida, sin la inmediatez que los envuelve. Eso me recordó a aquel autor que dedicó un par de poemas a su cantina preferida, la cual funcionó como musa en su labor artística. 

El otra ocasión, un maestro de literatura nos habla sobre una verdad universal dicha por un borracho (los mejores filósofos si me permiten decirlo): "La verdad es relativa, pero la neta, la neta es absoluta". Ante esa sabiduría callejera, ¿qué puede decir uno?, a los cuates hay que hablarles con la neta, a la cara, con el corazón en la mano, mientra la verdad es una cuestión más bien diplomática, no es de brothers, es de simple conocidos. Las cuestiones metafísicas bien entran en este rubro. Me divirtió la aclaración de aquel muchacho debajo de la venta de mi maestro, me pregunté entonces cuántas cuestiones más surgirían al calor de las copas y quedan bailando con el viento, siendo escuchadas solamente por los árboles. 

Así pues, creo importante tener la mente abierta y escuchar lo que otros tiene para compartir acerca de su visión del mundo, de su historia de vida. Los filósofos callejeros están ahí presentes en todos lados siendo las personas más entretenidas del mundo, sólo necesitan alguien que se anime a contar su historia. 

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