Los placeres en mi vida son pocos en realidad,
cualquiera podría calificarla de aburrida porque no busco tener aventuras
sin iguales o vivencias demasiado intensas.
Son las sutilezas aquellas que más disfruto: comer un
delicioso helado en una tarde soleada, ir al cine a ver una película, escuchar
música conmovedora o alocada según mi estado de ánimo, disfrutar mis series (con
personas “reales” y de animación), leer un buen libro, escribir algo decente,
volver a leer un buen libro y sumergirme en su realidad, convivir con mis
amigos, con mi familia y de repente, si se puede, convivir con el escritor de
algún libro que vale la pena.
Gracias a una amiga mía, comencé a asistir a un
taller de creación literaria cuando aún era dueña de la mayor parte de mi
tiempo. Adoré descubrir un sinfín de cosas para leer entretenidas, de
confrontación, letras capaces de remover las entrañas de cualquiera. Lo sé,
suena bastante exagerado, pero así lo sentí en ese momento. Honestamente
después llegó un pequeño sentimiento de inferioridad porque en esos talleres se
encuentran verdaderos talentos y en mi caso es más bien necedad. Aunque en
realidad tampoco me encuentro en la calle de la amargura.
Uno de mis maestros se llama Arturo Santana, él
es un poeta de Jalisco, maestro por vocación, respetuoso del estilo personal,
en cada una de sus clases nos regalaba una perla de conocimiento. Tengo la
extraña tendencia de escribir textos aún más extraños y la verdad, creo que él
era de las pocas personas que comprendían el mensaje oculto de ellos, y sus
recomendaciones me sirvieron en gran medida para mejorar.
Ayer, 5 de octubre de 2012 –por eso de ubicar
al lector en un tiempo y un espacio- el maestro Arturo Santana presentó un
libro, una antología de sus poemas. Honestamente a mí no me gustaba la poesía
hasta que tomé ese taller. Además de mi libro firmado, con lo que me quedo de
esa presentación se refiere a la parte irracional de escribir.
Escribir no sólo es poner una palabra tras
otra, en busca de un cierto sentido, no. Para mí escribir es un verdadero
desahogo, es encontrar aquello que me mueve profundamente y compartir mi visión
a través de un papel. Tomaré un par de clichés para describirlo, aunque de
forma un poco limitada. Es divertido “no saber a dónde te llevan los personajes”,
es divertido tener esas cajas en el pensamiento que vas abriendo conforme te
expresas, es más divertido si alguien más te lee y decide que vale la pena
aquello que plasmaste.
No soy una escritora consagrada, ni tampoco un
genio de las letras, pero creo firmemente que ellas ayudan a mantenerme un tanto cuerda. Ayer me emocioné mucho porque pensé en que debo buscar aquello que
me apasione y escribirlo, aventarlo, evidenciarlo. No debo esconder mi propia
voz.
Por lo pronto, pienso sentarme a leer un buen
libro, disfrutar una taza de té y dejar que sus imágenes invadan mi mente.
Pues, siempre he pensado que la literatura es un universo complicado, y mas cuando paareciera que no transmite lo que creemos que deberia transmitir. Pero es mas simple que eso, tan solo es que tu interpretes tu mundo, y si los demas crean literatura a partir de lo que tu escribes , entonces seras una virtuosa y creeme , no escribes mal. No haces cuentos de ositos?
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