No sé cómo llegué a un video compilatorio de
soldados sorprendiendo con su llegada a su familia. Los niños llorando,
corriendo a abrazar a sus papás. Las madres y las esposas gritando, también llorando,
incrédulas ante la sorpresa. Hasta perros saludando a sus dueños, moviendo la
cola de un lado a otro sin parar. Escenas conmovedoras, escenas cómicas,
escenas sobre el significado de ver al soldado llegar con vida del campo de
batalla.
La cuestión es que después del primer video,
decidí ver las otras tres compilaciones. Evidentemente es parte de una campaña
de sensibilización tipo invitación a formar parte del ejército. Se trata de
mostrar el lado “humano” de los que muchos podrían calificar (y me uno a ellos
en ciertas ocasiones de notable indignación) de bestias sin corazón.
Para mí, los soldados y policías muchas veces
son sinónimo de violencia, daño innecesario, insensibilidad ante el dolor
humano. No logro entender cómo es que son capaces de agredir más allá de sus
órdenes a una comunidad, a una población, a un individuo. Por ejemplo, no
entiendo cómo un soldado es capaz de cubrir con su cuerpo a un niño, mientras
otro abusa de una mujer.
Lo que me llamó la atención, y puede ser en
parte mi sangre latinoamericana, es la forma en que corrían los niños en busca
de su papá (sólo incluyeron a un par de mujeres soldados). Pensé en la familia,
la preocupación de recibir la noticia de que murió su familiar, el hecho de
saberlo lejos, pasando experiencias no tan agradables. En ese momento me
pregunté si piensan en su familia cuando matan a alguien, cuando abusan de
alguien, cuando están al frente en una guerra. Me conmovieron las escenas sí,
sin embargo, no dejo de pensar en toda la violencia que los rodea.
Me conmoví hasta los huesos; pude observar
sonrisas, llantos, sorpresa. Entonces recordé, ellos también sufren, ellos son
parte de una sociedad, ellos tienen por quién preocuparse en casa… ¿será posible
llegue el día en que la gente se niegue a dañar a otros pensando en sus seres
queridos?
Me gusta fantasear.
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