miércoles, 15 de junio de 2011

Y si de historia se trata...

He de aceptar que la materia de Historia (en cualquiera de sus presentaciones) no era mi preferida, en especial porque me la vivo peleada con las fechas. Incluso, a pesar de que me encanta leer, escuchar música, ver películas, entre otras cosas, suelo olvidar a los autores de esas maravillas. Podía yo describir a la perfección la trama de "El Quijote de la Mancha" y olvidar por completo quién la había hecho. Ahora que doy clases, he mejorado un poco esa parte. Ya sé diferenciar a Sor Juana Inés de la Cruz de Alfonsina Storni, comenzando por el nombre y terminando por su estilo literario.

Así pues, es hasta ahora que ha despertado esa emoción por conocer la historia de mi país, la historia del mundo en general. Y en parte,agradezco al periódico "El Universal" su labor por hacer reportajes de historia de México bastante entretenidos, de los cuales apenas llevo dos joyitas.

El primer texto que encontré habla sobre el día de la expulsión de Porfirio Díaz. Un simple rumor publicado ocasionó una manifestación masiva en contra del entonces presidente del país. El segundo texto es sobre la entrada triunfal de Francisco I. Madero a la ciudad de México un mes después de la huida de Díaz. Lo interesante de ese reportaje es que narra también el peor terremoto ocurrido en 50 años.

Por eso me gustaron, por ser una narración de la vida de ese entonces adornada de marcas, encabezados de periódicos, chismes y más importante aún: Gente. Finalmente, el decir que murieron millones de personas en la Segunda Guerra Mundial, o bien, que en México se luchó por una democracia durante siete años no significa nada. En cambio, mi abuela nos contó que en la época de la Revolución, los revolucionarios no sólo luchaban por la tierra, se "divertían" en parte de la pelea. Solían abusar de las mujeres, razón por la cual, ante la alarma de la llegada de dichos soldados, las niñas eran amarradas a las ramas de los árboles y ahí se quedaban calladitas hasta que ellos se iban. Eso sí es historia.

Es historia saber que en Xalapa, durante el movimiento de 1968, también hubo manifestaciones y la gente "normal" tuvo que esconderse en los locales para evitar ser golpeados, mi mamá y mi abuela entre ellos. Es historia conocer a un superviviente de las bombas atómicas en Japón, contando su historia de vida de cómo cambió todo cuando siendo un niño tuvo que vivir esa realidad. Es historia saber que en las costas chiapanecas los niños jugaban a subirse y bajarse del tren, mientras el vigilante los perseguía, o que la fruta crecía en los terrenos como flora salvaje.

La historia es historia por la gente que la vivió. No esos héroes acartonados de grandes hazañas invasores de espacios, ¡no!, la historia la hacen los hombres y las mujeres que viven todos los días y luchan por sobrevivir. La historia la hacemos todos. Por eso insisto, lo más interesante de conocer un lugar es todas las vivencias que encierra. ¡Me encanta imaginar, entender y comprender todo lo que puede suceder por el simple hecho de estar ahí!

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