viernes, 29 de abril de 2011

Hablando de melodramas...

Uno de los géneros televisivos más castigados en la actualidad son los melodramas. Mismos que se han convertido en el pan y circo de los "pobres". Sin embargo, yo concuerdo con un maestro de literatura que tuve en un taller. Las telenovelas son castigadas, pero hay melodramas que están bien escritos y en verdad valen la pena. No sólo por la parte de los guiones, también cuenta el productor y el estilo que le imprime.

Las telenovelas en México son muy criticadas, recuerdo a un tío llamarles Taranovelas. Y debo decir, que en la actualidad muchas lo son. Sin embargo, hay historias que nos marcaron y pudieron transportarnos a un universo paralelo donde el bien triunfa sobre el mal y la protagonista se queda con el galán rico y educado. Así como sucedió en la Boda Real del Siglo (la cual además marcará la historia, aunque no sé cómo). Una chica "sencilla y universitaria" ahora condesa y princesa de Inglaterra. Con hechos como eso, ¡Todavía osan criticar los melodramas!

Pues bien, para mí son tres los ingredientes básicos en una buena telenovela: Primero, la historia debería estar escrita de principio a fin, eso de que las alarguen por el supuesto éxito que tienen hace que se desvirtúe la premisa original y terminen en finales inquietantes; segundo, el reparto, cuando hay buenos actores de telenovelas, son capaces de sacarte una lágrima de risa o tristeza. Saltas con ellos, los maldices o bendices, los actores le dan vida a las líneas y sin ellos el formato simplemente no funciona; por último, se necesita un productor decente que sepa unir todas las piezas. 

Juntando esos tres elementos, puedo recordar algunas historias que puedo ver una y otra vez sin aburrirme: Corazón Salvaje (La versión de Palomo y González por supuesto), La Jaula de Oro, Volver a amar, La calle de las novias, Cuna de Lobos, Cadenas de Amargura, Ramona, entre otros. Hago una mención aparte a las producciones del señor Ernesto Alonso, nadie como él para enredar las tramas y mantenerlos al filo del asiento, innovando en efectos y edición. 

Entonces puedo decir que las telenovelas no sólo son sinónimo de circo para tarados, también son sinónimo de entretenimiento, de innovación y de ver si es posible encontrar una buena historia que no echen a perder. En lo personal, siempre apostaré más por las historias escritas de principio a fin.  

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