martes, 19 de abril de 2011

He de confesar que...

Uno de mis placeres un tanto culposos es leer la revista Glamour. Me encanta las secciones de maquillaje. Cualquiera que me conozca un poco se sorprendería porque casi no salgo maquillada, sin embargo, amo las paletas de colores, los tips de belleza, la fotos de los vestidos que no podré ponerme a menos que baje too much kilos y los consejos que te dan con respecto a la moda, lugares para visitar, restaurantes dónde comer, etc.


Obviamente no la compro todos los meses, demasiada inversión en algo que suele ser un poco cíclico, pero este mes si me animé. Necesitaba un entretenimiento mientras esperaba a mi mamá y mi hermana, después de usar como una hora unos tacones de aguja de 10 centímetros - sólo a mí se me ocurre ir de compras con algo así - entonces abro la revista y me encuentro con una foto de una mujer que es la Carrie B. de Glamour. Una columnista que ahora ya tiene cara. 


Honestamente no entiendo la emoción de presentar a esta chica, cuyo nombre en verdad no puedo recordar, ya que sus columnas son un tanto pretenciosas. Según trata sobre temas de mujeres modernas, independientes o que deberían serlo, y cómo deben subir su autoestima y salirse del molde.


La cuestión es que pocas personas pueden hacer una columna que se centre en la realidad de la correspondiente audiencia y además ser entretenida. Adoro esas películas donde un reportaje o una columna marcan la vida de miles, ¡qué digo miles!, ¡millones de personas!, Creo que la clave está en realmente vivir entre los lectores, como los lectores y convertirte en la voz de ellos.


Es por eso que de Glamour en verdad extraño la columna de un tal Andrés, "decifrando los códigos masculinos", era divertida, trataba sobre temas y dudas que tenemos las mujeres con respecto a los muchachones y en verdad se quedaba una con ganas de seguir leyendo.


Esperaré a que llegue otro buen columnista, porque hasta para ser superficial hay que saberle.

No hay comentarios:

Publicar un comentario