viernes, 6 de mayo de 2011

¡Gracias a Dios es viernes!

Cuando se trabaja en una escuela como la mía... una Prepa abierta para ser exactos... se trabaja con muchachos un tanto extraños, con un perfil "especial". Casi todos son muchachos solos porque los papás no les ponen mucha atención, o simplemente son jóvenes que creen que sus padres son eternos.

En este tipo de escuelas entonces, todos los días los alumnos tienen rutinas interesantes y ocurrencias únicas. Por ejemplo hoy, un muchacho de como 1.70 se subió a los hombros a otro como de 1.80, y paseaban por los pasillos como un verdadero gigante. Lo más gracioso fue la cara del chico de abajo, cada vez más roja, así que entre la risa y el esfuerzo no duró mucho esa hilarante visión. Una de las rutinas que poseen dos alumnos es vagar por los pasillos y golpearse lo más fuerte que pueden en el brazo o en el pecho, para después perseguirse y volver a empezar.

Así que para mí, los viernes son una verdadera bendición. Puedo relajarme porque no todos los alumnos llegan o entran a clase, así que me concentro en los que realmente quieren estudiar. También baja un poco mi carga de trabajo, mi hora de comida es a decir verdad de una hora y avanzo en lo que tengo atorado durante la semana. 

Así que ¡Gracias a Dios es viernes! y tengo un momento de paz y tranquilidad... 

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