sábado, 30 de abril de 2011

Y si de parejas se trata...

Como mencioné en alguno de mis comentarios anteriores, soy fanática (un placer un tanto culposo) de la revista glamour. Ahí exploro mi lado superficial, en donde aprender de moda significa conocer las marcas y su importancia en dicha industria. Lo que siempre me ha llamado la atención es que mes con mes, sin falta, hay un artículo sobre relaciones de pareja, amor o sexo. Más interesante aún es ver la cantidad de libros que tratan sobre esos temas. No voy a negar que yo misma he sentido curiosidad por encontrar la llave de la felicidad, por descubrir si el problema soy yo, es él, o de plano somos ambos. En cualquiera de ese tipo de revistas, se incluyen esos temas aunque han abierto su abanico. Ahora también tratan las bondades de la vida de soltero, siendo tú mismo sin ataduras sociales, si existen claro.

En mi caso, no puedo decir que conozco de una relación duradera. Mi relación "oficial y seria" más larga ha sido de seis meses, mientras que mi relación "tormentosa e informal" duró un poco más de dos años (yo insisto que fueron tres años, él dice que sólo dos), sin embargo, tal vez fue mucho menos ya que era intermitente. He salido con algunos caballeros, otros más bien pelados, he tomado buenas decisiones y me he lucido con las malas. Y digo malas porque dejé ir a hombres que realmente valían la pena - por favor, hay que leer esta última línea con una melodía barroca de fondo musical, de preferencia imaginar con instrumentos de cuerdas -

De lo que si puedo hablar es sobre la relación de mis padres. Ellos son de la vieja escuela: 39 años como pareja y 35 de casados. Llevan todo una vida juntos, a decir verdad, llevan más tiempo viviendo juntos que en su familia. Y me encantaría decir que son la definición de un matrimonio de cuento de hadas, donde después de la boda simplemente se dice y vivieron felices para siempre. Me temo que ese no ha sido el caso. Ellos me han enseñado que una relación de pareja se vive, se sufre, se supera y se respeta. No se trata de estar siempre de acuerdo, o buscar placer en cada detalle que se hacen. Son dos personas decididas a cumplir esa promesa hecha donde en las buenas y las malas se apoyan.

Ellos como matrimonio, han pasado buenos momentos aunque se han lastimado, queriendo o sin querer, en más de una ocasión. Han tenido una vida llena de viajes, fiestas familiares y de conocidos; han disfrutado de una relación cordial, después no tan cordial, y otra vez cordial con la familia completa; han gozado de una buena, una mala y una no tan mala situación económica; han tenido momentos de completa salud así como enfermedades. Cuidaron - demasiado - a sus tres hijos, los han guiado, sostenido, castigado, peleado, todo lo necesario para transformarlos en personas de bien. O lo más cercano posible a eso.  En resumen, así como hay cielos, hay infiernos.

Al final, a pesar de las peleas o malos entendidos provocados por ellos mismos o terceros, la relación de pareja es sinónimo - dijera mi mamá con sus sabias palabras - de aceptar tal cual es la otra persona sin tratar de cambiarla. En esa aceptación radica el poder formar un frente unido con una meta en común. En esa aceptación radica mirar atrás y ver, dicho en palabras cursis tipo Disney, la aventura que ha sido su matrimonio. Mis padres, en estos 35 años que llevan juntos comparten una forma de pensar, una visión del mundo, algunas manías y muchos prejuicios. Comparten tres hijos, un nieto (a pesar del deseo nada oculto de mi madre por tener más) y recuerdos.

Después de esta reflexión no me queda más que tenerles envidia. Y en verdad espero que cuando me anime a tener "algo serio y formal" con alguien, pueda aceptar al otro y ser aceptada para entonces comenzar a construir mi propio proyecto de vida. 

viernes, 29 de abril de 2011

Hablando de melodramas...

Uno de los géneros televisivos más castigados en la actualidad son los melodramas. Mismos que se han convertido en el pan y circo de los "pobres". Sin embargo, yo concuerdo con un maestro de literatura que tuve en un taller. Las telenovelas son castigadas, pero hay melodramas que están bien escritos y en verdad valen la pena. No sólo por la parte de los guiones, también cuenta el productor y el estilo que le imprime.

Las telenovelas en México son muy criticadas, recuerdo a un tío llamarles Taranovelas. Y debo decir, que en la actualidad muchas lo son. Sin embargo, hay historias que nos marcaron y pudieron transportarnos a un universo paralelo donde el bien triunfa sobre el mal y la protagonista se queda con el galán rico y educado. Así como sucedió en la Boda Real del Siglo (la cual además marcará la historia, aunque no sé cómo). Una chica "sencilla y universitaria" ahora condesa y princesa de Inglaterra. Con hechos como eso, ¡Todavía osan criticar los melodramas!

Pues bien, para mí son tres los ingredientes básicos en una buena telenovela: Primero, la historia debería estar escrita de principio a fin, eso de que las alarguen por el supuesto éxito que tienen hace que se desvirtúe la premisa original y terminen en finales inquietantes; segundo, el reparto, cuando hay buenos actores de telenovelas, son capaces de sacarte una lágrima de risa o tristeza. Saltas con ellos, los maldices o bendices, los actores le dan vida a las líneas y sin ellos el formato simplemente no funciona; por último, se necesita un productor decente que sepa unir todas las piezas. 

Juntando esos tres elementos, puedo recordar algunas historias que puedo ver una y otra vez sin aburrirme: Corazón Salvaje (La versión de Palomo y González por supuesto), La Jaula de Oro, Volver a amar, La calle de las novias, Cuna de Lobos, Cadenas de Amargura, Ramona, entre otros. Hago una mención aparte a las producciones del señor Ernesto Alonso, nadie como él para enredar las tramas y mantenerlos al filo del asiento, innovando en efectos y edición. 

Entonces puedo decir que las telenovelas no sólo son sinónimo de circo para tarados, también son sinónimo de entretenimiento, de innovación y de ver si es posible encontrar una buena historia que no echen a perder. En lo personal, siempre apostaré más por las historias escritas de principio a fin.  

jueves, 28 de abril de 2011

¿Fuimos o somos infantiles?

Hace tiempo me dijeron, me enseñaron o mostraron (a propósito del uso de sinónimos al más puro estilo de Adela Micha) que una persona cuando crece madura. Deja atrás todas esas ganas de desquitarse después de una pelea, o bien, entiende que no todo va a ser cuando quiera, en el momento que quiera, por lo cual los berrinches no tienen lugar. En teoría, cuando uno crece, la relación con las demás personas ya no es un simple Tu Siempre Amiga o Córtalas. Se transforma o evoluciona a un "me molesta algo, necesito hablar contigo sobre lo que me hiciste sentir"; "Me encantó lo que hiciste, lo agradezco mucho"; "Eres importante, te quiero y agradezco lo que haces por mí"

La cuestión es que no creo que todo eso sirva del todo cuando de la familia se trata. De niña, casi no peleaba con mi hermana, pero si lo hacía con mi hermano. La verdad no recuerdo cómo eran nuestras peleas, hasta que él se volvió un puberto. Y entonces, en vez de sentarme y platicar con él para llegar a un acuerdo, con la cabeza fría, lo que consigo es gritar y contestarle en la medida en la que él lo hace, y todavía actuamos así (cabe mencionar, y no me apena, que ya tengo 31 años y él 25).

Entonces compruebo dos cosas: es difícil madurar con la cercanía de la familia, olvidando todo lo pasado; y la madurez definitivamente no llega con la edad. Es más, creo que ahora hago más berrinches de los que hacía siendo, como diría mi papá, una muchachita. La diferencia con mis años mozos, es que después de muchos tropiezos y golpes de la vida, tengo la capacidad de decidir cuánto tiempo va a afectarme ese conflicto o diferencia de opinión y el costo que implica tomar decisiones. A veces, he tenido que dejar a un lado mi orgullo para demostrar que la familia es primero, a pesar de cualquier problema. 

En conclusión, el reto está en no dejarse llevar por las emociones de todos esos nudos sueltos del pasado y comprender que la gente cambia, crece y se puede defender sin necesidad de gritar o manotear como bebé.

martes, 26 de abril de 2011

Muchos gritos...

Quiero suponer, porque llevo 15 años viviendo en mi colonia, que la mayoría de las personas piensa en la palabra discreción cuando hay peleas intrafamiliares, ya que nunca he escuchado peleas de los vecinos dentro de su propia familia. Si discutir con algún necio que ocupa su lugar de estacionamiento, tapa la entrada, o bien, considera que la música de la fiesta es demasiado alta, pero la idea de sacar los trapitos al sol de los personajes ilustres que nos rodean debe ser inimaginable. Sin embargo, mis vecinos de en frente, creen que discreción significa que todo mundo se de cuenta de sus peleas, recriminaciones, revueltas, entre otras muchas cosas. 


La primera vez que escuché a mi vecina recriminarle a su esposo, gritaba como la llorona, creo que toda la cuadra se enteró de la pelea. Se le desgarraba la voz con cada sonido que salía de su boca. Cuando ese sonido tomaba forma, uno podía darse cuenta de las maldiciones que caía sobre la pobre mujer. Honestamente pensé lo peor de su marido, pues ella aseguraba (con un pulmón digno de cualquier cantante de ópera) que él la había agredido, al parecer aventó a la pared una paella que preparó con mucho amor. La mujer gritó alrededor de 45 minutos antes de que mis queridos vecinos llamaran a la guardia municipal. En cuanto llegó la patrulla, ella comienza a gritar otra vez. En ese momento los polis hacen una maniobra de separo para calmar a la pareja cada uno por su lado. Él no grita ni suelta groserías, sólo dice que está loca, suelta por ahí la palabra divorcio, se ríe de ella y se gana una cachetada por osar burlarse.

Y así la escena sigue pasando hasta que vuelve la calma. La cuestión es que no fue cosa de una vez. Estos vecinos en especial, gustan de mostrar a todos sus problemas. Recuerdo una ocasión, de tantas en donde ya he sido testigo de gritos y peleas, que ella le exige que le regrese su celular, le asegura que sí le "puso el cuerno" y que ya se lo devuelva. Así que concluí algo: él no es tan maldito y ella no es tan inocente. Los dos tienen parte en su idílico y enfermizo romance.

En todos los 15 años que llevo viviendo aquí, no había sido testigo de algo que puedo calificar de "pena ajena". Si tienen problemas, en verdad, deberían buscar ayuda en vez de utilizar el antónimo de discreción. Me gustaba más mi colonia de los trapitos sucios se lavan en casa, en especial porque al final el más afectado es un chiquitín de menos de 10 años. Esperemos esta pareja encuentra el significado de las palabras cuidar y priorizar. Son padres, no están solos y en verdad, en vez de dar show por toda la cuadra, deberían pensar en ese ser que no pidió venir al mundo y espera ser cuidado por ellos. 

sábado, 23 de abril de 2011

Entre palabras...

Pensando un poco sobre los sinónimos y antónimos, uno de mis temas preferidos en clase, recordaba lo que es sentirse triste y su opuesto (o concepto contradictorio según la lógica filosófica) la alegría. Según nos han enseñado los padres, las películas, los libros, los cuentos de hadas y todo lo que se le parezca, nacimos para ser felices. Entonces, todas nuestras actividades nos deberían acercar más al sofismo que al masoquismo. Es así como el ser humano, desde mi muy particular punto de vista, se la pasa buscando placer en las relaciones sociales, las fiestas, las adicciones, los escritos, en cualquier cosa que le permita sentirse más hombre, o su opuesto, más mujer. 

En teoría suena bonito, pero ¿qué es la felicidad?, ¿qué pasa cuando alguien puede mirar a otra personas y le pregunta eres feliz?, hay gente que puede responder un sí categórico. Sin embargo, hay otras personas que se quedarán atónitas y recordarán todas las frustraciones que llevan cargando.

Así que, ¿es tan importante ser feliz a toda costa todo el tiempo?, creo que es más importante saber cuál es la diferencia entre felicidad y placer. En el caso de la felicidad, sus sinónimos son: bienestar, júbilo, dicha, ventura, beatitud, etc.; en el segundo caso se encuentra: satisfacer, gustar, encantar, deleitar, alegrar. Entonces, si lo vemos desde el punto de vista semántico, la verdad no comparte tanto significado. 

En lo personal, creo que el placer es un estímulo más bien efímero, que nos permite disfrutar de las cosas pequeñas como sentir cuando el chocolate se derrite en la lengua, invade nuestros sentidos y se contrasta con el sabor a menta de su relleno. O bien, cuando una canción te recuerda a tu infancia, en el festival donde te visten de insecto bonito y bailas sin pensar en el ridículo. La felicidad en cambio, son varios momentos en los que se construye la fortaleza para que la tristeza no se adueñe de la vida de nadie.

No creo que la felicidad se base en la huida del dolor o la tristeza, más bien esos sentimientos es necesario vivirlos, padecerlos y dejarlos ir. Ya que uno aprende a hacer eso, puede ser que la construcción de la felicidad se vaya facilitando. Todo este proceso se traduce en: Madurez.

Yo... sigo aprendiendo.

jueves, 21 de abril de 2011

Con instinto asesino...

Una de las razones por las cuales disfruto ir al cine es que al estar a obscuras, con la pantallota en la cara y la música a todo volumen te puedes meter en la historia y disfrutarla. ¿Y qué sucede cuando tus compañeros de fila, tus "vecinos" de aventuras creen estar en su sala de televisión?

El día de ayer fui a ver "Agentes del destino", una película palomera con partes entretenidas. Pues bien, llegamos un poco tarde, nos tocó hasta delante - eso sí es una experiencia viva, parece que estamos dentro de la pantalla - y una pareja entró después de nosotras. Ese par de personitas hermosas y discretas tuvieron la feliz ocurrencia de arreglar problemas laborales a través del teléfono, hablar en voz alta sobre lo que pensaban que iba a pasar en la siguiente escena, hacer chistes un tanto estúpidos y risas a más no poder.

Es ahí entonces, cuando desearía transformarme en un Reaper, sacar mi hacha y cortarles la cabeza. No me molestaría verlas rodando sin con eso consigo un poco de silencio. Honestamente, un poco de cortesía no hace daño a nadie, y si en verdad van a entretenerse, eso quiere decir sellar la boca hasta que termina la película, y si acaso es permitido un par de chistoretes o comentarios en voz baja.

Digo, no todas las películas son joyitas del cine, la cuestión es que el chiste de estar en la sala es olvidarse un poco del entorno, no llevarlo ahí. En fin, a lo mejor la siguiente vez me animo y les digo que guarden silencio o mejor renten una película y la vean en su casa. 

martes, 19 de abril de 2011

Salté... salto

Cuando era pequeña me tocó formar parte de un gran número de generaciones que crecieron con Candy Candy. Mi primer amor, igual que el de ella, fue Anthony. Ese hermoso caballero, amante de las rosas, educado, guapo y amable. Siempre preocupado por Candy, tratándola como reina. Él fue mi primer amor, era muy chiquilla para entenderlo entonces, pero recuerdo que cuando bailaban ellos dos, o parecía que se iban a dar un beso, o cuando Anthony decide que se va a casar con ella, era en esos momentos cuando mi hermana y yo nos poníamos a saltar de un sillón a otro gritando de la emoción. Ya un poco más grande, viendo las repeticiones comprendí que yo quería un novio así, y que si me emocionaba es porque comenzaba a entender cómo se sentía cuando te gustaba un chico. Y a esa temprana edad, descubrí también lo que es perder a tu primer amor. La muerte de Anthony me hizo llorar la primera vez que la vi, aunque creo que lloré más el año pasado que volví a ver la serie. Es como si me hubiesen quitado a mi príncipe de golpe. Sufrí... sufrí mucho...

Después de ese primer amor aparece Terry, él no me gustaba tanto porque toda la vida peleaba con Candy. Cambié de opinión cuando fueron las vacaciones de verano y ambos dos aceptaron sus sentimientos el uno por el otro. Sufrí con Candy cuando se fue Terry del internado, me emocioné cuando lo volvió a ver en la obra de teatro. Y fue el año pasado cuando lloré otra vez, sufrí mucho más al ver la despedida de esos dos... era el amor adulto, el amor que se sufre, se padece, te acompaña y a lo mejor recuperas.

Extrañaba sentirme así con una serie, hasta que vi Kimi ni Todoke. Es una serie completamente rosa a decir basta. Es más, los estelares sólo han llegado a tomarse de la mano. Pero les costó tanto trabajo acercarse lo suficiente el uno al otro, el aceptar sus sentimientos, que cuando por fin sucedió, debo aceptar que tuve una regresión a la infancia. Salté, lloré, me puse una almohada en la boca para gritar a gusto - cabe mencionar que estaba sola en casa pero si me dio como pena ajena a mi edad hacer esas cosas - y me moví como babosa con sal porque en verdad, me enamoré otra vez del estelar. Me encanta sentir todas esas emociones, perderme en la historia, pensar que puede ser la mía aunque sea una animación. Sigo esperando el siguiente episodio para ver a ese par de mensos avanzando y madurando juntos.

En el fondo guardo esa parte infantil que se emociona, salta y llora con las historias ajenas, y si son de animación es peor el efecto en mí. Así que seguiré buscando esas regresiones divertidas y bastante recomendables.

He de confesar que...

Uno de mis placeres un tanto culposos es leer la revista Glamour. Me encanta las secciones de maquillaje. Cualquiera que me conozca un poco se sorprendería porque casi no salgo maquillada, sin embargo, amo las paletas de colores, los tips de belleza, la fotos de los vestidos que no podré ponerme a menos que baje too much kilos y los consejos que te dan con respecto a la moda, lugares para visitar, restaurantes dónde comer, etc.


Obviamente no la compro todos los meses, demasiada inversión en algo que suele ser un poco cíclico, pero este mes si me animé. Necesitaba un entretenimiento mientras esperaba a mi mamá y mi hermana, después de usar como una hora unos tacones de aguja de 10 centímetros - sólo a mí se me ocurre ir de compras con algo así - entonces abro la revista y me encuentro con una foto de una mujer que es la Carrie B. de Glamour. Una columnista que ahora ya tiene cara. 


Honestamente no entiendo la emoción de presentar a esta chica, cuyo nombre en verdad no puedo recordar, ya que sus columnas son un tanto pretenciosas. Según trata sobre temas de mujeres modernas, independientes o que deberían serlo, y cómo deben subir su autoestima y salirse del molde.


La cuestión es que pocas personas pueden hacer una columna que se centre en la realidad de la correspondiente audiencia y además ser entretenida. Adoro esas películas donde un reportaje o una columna marcan la vida de miles, ¡qué digo miles!, ¡millones de personas!, Creo que la clave está en realmente vivir entre los lectores, como los lectores y convertirte en la voz de ellos.


Es por eso que de Glamour en verdad extraño la columna de un tal Andrés, "decifrando los códigos masculinos", era divertida, trataba sobre temas y dudas que tenemos las mujeres con respecto a los muchachones y en verdad se quedaba una con ganas de seguir leyendo.


Esperaré a que llegue otro buen columnista, porque hasta para ser superficial hay que saberle.

lunes, 18 de abril de 2011

En el cine...

Hubo un tiempo en donde la peor idea que podían tener mi mamá y mi hermana, mis eternas compañeras en el arte de ver películas, era invitarme al cine. Como en la carrera estaba llevando producción de guión, de tele y de cine, me volví algo así como una sabionda insoportable. En ese momento sólo quería ser una más de las intelectualoides que disfrutan el cine de arte como único entretenimiento válido. A Dios gracias, esa condenada costumbre se fue volando al cielo en un cohete... ahora puedo exponerme a cualquier película que sea y disfrutarla como enana.


La cuestión es que hace tiempo no me emociona realmente una película, no había logrado meterme en ninguna historia, hacerla mía y transportarme a su realidad. Me reía en un chiste evidente, me conmovía en la escena adecuada. Y apareció Sucker Punch, una película bastante alocada. Fui a verla a pesar de la advertencia de la crueldad que en ella se encerraba. Me recordó mucho a un documental animado sobre la guerra que vi en el CutOut Fest, hace dos años. En ese documental narraban una masacre en Medio Oriente, y si no hubiera sido por la animación, la verdad no hubiera aguantado ver tanta crueldad. Eso si, remataron al final con fotografías del resultado de ese día. Muertes de civiles que nada tenían que ver con la guerra. 


Regresando al tema, Sucker Punch si trata sobre una realidad un tanto cruel, pero como aficionada a los universos imaginarios y los videojuegos, simplemente me encantó meterme en la historia. Llena de batallas, baile, un soundtrack genial, vestuarios un tanto locos, personajes bien descritos. Todo lo necesario para reavivar mi pasión por ver películas. 


Extrañaba sentirme así en el cine, me reí, me emocioné, casi lloré y todo de corazón. Así debería ser ir al cine, como dijera ese director, cuando se te olvidan los detalles técnicos y te metes en la historia, entonces estás ante una buena película.


Espero seguirme emocionando así... y bueno, cuando vuelva a suceder, ¡seguro aviso!

viernes, 15 de abril de 2011

En el mundo de los test...

Hoy tuvimos una actividad interesante en la escuela, en donde se hablaba sobre la diferencia entre Temperamento y Carácter. Después de explicarnos quién es emotivo/no emotivo, primario/secundario y extrovertido/introvertido, nos hicieron un pequeño test, y mi resultado fue: Emotiva, secundaria e introvertida. A esa combinación se le conoce como "apasionada". La definición que encontré en la red es la siguiente:

"APASIONADO: Son personas que denotan actividad, energía, decisión, rapidez en la ejecución, le gusta organizar, es la definición del jefe, la pereza no reside en él, impulsivo, independiente, puede llegar a tener mucho rigor y a aislarse, se irrita con facilidad, es susceptible y a veces sombría, muy orgulloso, vive del pasado, no colabora y trabaja solo."

Honestamente si tuve muchas pedradas con dicha definición, lo cual me lleva a pensar que el mundo está lleno de variedades que al mismo tiempo se pueden encajonar. Lo importante y curioso de estos test es que pretenden describirte para después ayudarte a ser mejor elemento humano. En lo personal creo que no está tan mal esa clasificación ya que por el momento me dedico a dar clases, es necesaria la empatía con mis alumnos raros, extraños, un tanto extravagantes, poco comprendidos y a veces hasta olvidados. 

Y como todo en la vida, uno debe tener la capacidad de analizar los resultados sabios de cada prueba, tomar lo mejor, evolucionar por cuenta propia y transformarse en un hombre de bien.

Al rato, entraré a mi sección favorita en el sitio de enfemenino.com, para saber cómo soy, qué busco en la vida, cuántos amores tendré, y hasta las formas divertidas de aspectos interesantes de cada persona. Puede ser que después de la mezcla resulte un nuevo y mejorado yo.

jueves, 14 de abril de 2011

Entre peleas te veas...

Las famosas redes sociales cobraron su fuerza después del cambio de milenio. No sé si porque el mundo se iba a acabar o qué fue lo que pasó. La cuestión es que aparecieron páginas como Hi5, en donde se experimentaba la búsqueda de "amigos" o mejor dicho gente conocida, para volver a contactarlos y jugar a que se conocen y aprecian a pesar del tiempo de separación.

 La página que realmente pegó fue la de Facebook, una verdadera experiencia universitaria a través de la red (según la película) en donde la propia gente "enriquece" su contenido. Después de eso, la otra red que le siguió los pasos fue Twitter, tu vida y pensamientos en 140 caracteres.

Yo he probado ambos sistemas y la verdad prefiero el Facebook por el mundo de fotos que se pueden visitar, así como los juegos. El twitter se me hace un tanto plano. La cuestión es que ambas redes encontraron la forma de complementarse.

Y el problema comienza cuando los defensores de ambos lados pelean por cuál red es mejor. Unos dicen que los otros son tontos, los otros les dicen aburridos y el resultado final es una discusión sin sentido por la red.

Lo cierto es que para todas las audiencias hay medios interesantes. Cada perfil, cada persona necesita una forma de expresión que se ajuste a sus intereses. Hay quienes prefieren las fotos y los videos sobre las cronologías, así como hay gente que ni siquiera piensa en meterse a una red social.

Al final, los nerds que suelen visitar la red, terminan complementando todos sus medios de expresión ya que uno solo no es suficiente. Y aquellos que "sí tienen vida", encontrarán la forma de salir airosos y orgullosos asegurando que no conocen nada de esos medios. Y hay quienes prueban sus mieles, deciden ser paranoicos y cerrar sus cuentas.

Para todo hay gustos, en mi caso personal, seguiré alimentando mi sentido vouyerista a través de las fotos, los videos y las palabras virtuales.

Primer momento...

Me resulta curioso observar la necesidad de ser visto o leído a través del océano de información que es el Internet. Recuerdo que hace unos 15 años pocas personas conocían las bondades del sistema, y conforme pasa el tiempo, es mayor el número de gente que caen en las redes de la red. Valga la redundancia.

Honestamente no creo que muchos vayan a leer mi blog, apenas estoy experimentando con el formato, pero será una forma interesante de compartir parte de mi visión del mundo. Explotando un poco mi lado exhibicionista, si es que eso existe realmente a través de los textos.

Este es mi primer intento, mismo que servirá de práctica para mi escritura.

¡Bienvenido!